Mi primer día como profesora suplente comenzaría en una hora, pero antes, quiero contarles un poco de mi historia.
Me llamo Madison Claire Williams, la mayor de tres hermanos, hija de Cameron Williams y Sharon Paz, si bien soy la verdadera oveja negra de la familia, en lo físico me parezco mucho más a mi madre.
Digamos que desde muy pequeña presenté cierta mentalidad bastante diferente a la de mi familia, mis pensamientos feministas y anti homofóbicos le causaron muchos dolores de cabeza a mis padres, eso, mi salida del closet y mi forma de vida muy libre y despreocupada hicieron que en la adolescencia me convirtiera en la oveja negra, y en el familiar innombrable, para casi todos, menos para mi tía Sofía, mis primos Josh, Franco y Brianna y mi hermano Stefano.
Con él nos llevábamos dos años, de niños nos llevábamos mal, pero entrando a la adolescencia nos tuvimos que unir, además a ambos nos tocaba cuidar a nuestro hermano trece años menor que yo, lo que hizo que nos agarrásemos mucha confianza.
A los quince años Stefano comenzó a ir a escondidas de nuestros padres a fiestas con sus amigos y a beber, yo lo cubría. Para los dieciséis ya fumaba hierba y tenía una motocicleta que le habían regalado para su cumpleaños.
Y ahora llegó el momento de contarles por qué perdí contacto con toda la familia y me gané su odio, hace poco más de seis años.
Estaba a tres meses de cumplir diecinueve, estaba en mi primer año de universidad, era un viernes por la noche, estudiaba, cuando una amiga me llama para invitarme a una fiesta, a la cual accedí a ir, casi antes de salir recibo un mensaje de parte de Stefano invitándome a la misma fiesta.
Cerca de las tres de la mañana encontré a mi hermano, la discoteca era muy grande, por lo que era lógico que no lo hubiera encontrado antes. Estaba muy tomado y drogado.
-Ya me voy Mad. –Dijo como pudo. –Vine en mi motocicleta.
-No te puedes ir en este estado Stefano, no puedes conducir. –Rodó los ojos y se fue.
Comencé a perseguirlo a los gritos, pero no sirvió de nada. En eso uno de sus amigos me hizo subir en su moto y lo perseguimos.
Faltaban alrededor de cinco cuadras para llegar a casa, cuando Stefano, que iba a una gran velocidad pierde el control y termina impactando contra un árbol.
Me bajé rápidamente de la motocicleta, me arrodillé en el piso a su lado mientras las lágrimas corrían por mis ojos, su amigo llamaba a una ambulancia.
-Te quiero hermanita, perdón. –Dijo y cerró los ojos. Creía que estaba inconsciente.
-¡STEFANO! ¡STEFANO! –Gritaba y lo zamarreaba intentando despertarlo, pero no hubo caso.
Llamé a mi tía, ella vivía a tan solo una cuadra del lugar del accidente, las cosas estaban muy tensas en casa, no podía llamar a mis padres.
La ambulancia llegó minutos después de la llamada, estaba en completo shock, mi tía me cargó a su auto, llamó a mis padres y nos llevó al hospital.
-No pudimos salvarlo. –Dijo el médico. Mi padre se transformó.
-¡Todo esto es tú culpa! ¡Tú llevabas a mi hijo por mal camino! ¡Si no fuera por tu culpa maldita perra inmunda mi hijo estaría vivo! ¡Tú le dabas todas esas porquerías! ¡Tú deberías estar muerta, no él! –Me apuntaba con su dedo y gritaba. Todos llorábamos.
Miré a mi madre; mi tía; mi tío, el otro hermano de mi padre; mis tíos maternos; mis abuelos y a mis primos grandes. Todos me miraban con cara de desaprobación, todos me creían culpable.
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más que compañeras
Romance¿Quién pensaría que pedir una reunión con la madre del chico problemático de la escuela haría que Charlotte comenzara a creer en el amor a primera vista? ¿Quién diría que ir a una reunión haría que Taylor conociese a una persona que le movería el p...