Capítulo 29: las señales de vida de Mad.

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Hace casi un mes que con Sofía intentamos comunicarnos con Madison, no ha visto nuestros mensajes, ni respondido nuestras llamadas, ni ha publicado nada en Instagram, hasta que hoy recibí la notificación que había estado esperando todo este tiempo. Un audio de ella.

-Mira Carla, sé que te has encariñado mucho conmigo y yo también lo hice, pero ¿Sabes? Mi padre tiene razón, soy una mierda, decidí no responderte, sé que me mandaste un montón de mensajes, que me llamaste mil veces, porque silencié las llamadas las mil veces, pero esta es mi forma de sanar, lejos de lo que me dañó, y sé que tú no eres, pero para volver sana, necesito paz, necesito silencio. –Se rio y escuché una voz de fondo. –Tal vez eso sea imposible, pero necesito que dejes de buscarme, de llamarme o enviarme mensajes. Lo siento, pero no soy como tú, yo me alejo al sentirme mal. Perdón. Y no soy lo que necesitas en tú vida y en la de Gino, no me busques.

Y la insulté, la insulté internamente por tener ese nivel de maldad de mandarme una nota de voz, ya que escucharla me dolía, me destruía, escucharla reír, ella está pasándosela genial con solo ella sabe quiénes son, riendo, mientras aquí sufro por ella. No pude evitar llorar mucho.

Rato más tarde Taylor me avisó que estaban todas en la habitación de Marilyn, que fuera allí.

-Hola.

-Hola. –Dijeron casi todas a la vez.

-¿Estuviste llorando? –Preguntó Tayl. –Tienes los ojos rojos.

-Madison me mandó una nota de voz esta mañana.

-Reprodúcela. –Ordenó Miranda.

-Bueno.

Escucharla otra vez me volvió a revolver el estómago, las lágrimas amenazaban con salir otra vez, pero esta vez les puse una gran muralla.

Al finalizar el mensaje todas se quedaron en silencio, menos Mir, obviamente.

-Va a volver, eso es lo bueno, tienes oportunidad de volver a cruzártela. ¿Qué le respondiste?

-Entiendo, perdón por molestarte.

-Me deprimes.

-¡Miranda! Contrólate. –La retó Marilyn. –Dejen a la pobre chica en paz de una vez, sobre todo ustedes dos. –Señaló a Charlotte y Miranda.

-Gracias.

Entré en Instagram, comencé a ver historias, y justamente ella publicó dos, la primera era un recopilado de fotos que había sacado este mes, eran seis, la primera una foto de ella y Gino, otra de él y los gatos, un atardecer desde el aeropuerto, una copa de vino, una foto de ella en la playa y una última, con mucha gente que desconozco en una especie de discoteca. Había un Sticker que decía: octubre dump, otro con su ubicación: Valencia, España. Y un corazón blanco junto al texto: a veces extraño Los Ángeles.

Luego había otra, ella con el cabello recogido y bikini lila pastel, abrazada con otra chica, una pelirroja con cabello alborotado, ojos verdes y bikini negro, estaban en la playa, la foto decía: Te amo. Un corazón rojo y el usuario: @MegSanders_, se las veía muy felices.

No pude evitar soltar un suspiro, y dos o tres lágrimas atravesaron la muralla. Ellas lo notaron.

-¿Qué sucede? –Me preguntó Charlotte.

-Miren lo que subió a Instagram. –Miranda desbloqueó su celular y entró.

-Muéstrenme, no la sigo. –Dijo Tayl.

-Aquí está, aparece como: @Mad_Will_. –Es muy tierna la foto con Gino, está en España, no sabía.

-Sí, pero mira la otra.

más que compañerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora