Capítulo 34: la familia.

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-¿Y cómo anda ese corazoncito Mad? –Me preguntó la abuela en medio de la cena.

-No sé si existe una palabra que lo describa, indeciso quizás. Es decir, ama a una persona, amo a alguien, estoy segura de quererla en mi vida, pero no sé si la quiero para ser su novia, es que ella quiere acelerar mucho el proceso y oficializar una relación ahora mismo, y yo no sé si la quiero como una amiga o como novia, y se enoja mucho conmigo, es más, desde ayer a la mañana no me dirige la palabra porque le pedí que salga de la habitación para poder volver a vestirme, a veces siento que me quiere solo para llenar el vacío que dejó su ex, porque hace poco más de cuatro meses su ex le pidió cortar y ahora quiere oficializar una relación conmigo.

-Carla te ama Mad, en serio y te cela por miedo a perderte, deberías hablar con ella para que deje de hacerlo, pero primero debes saber que quieres con ella. –Dijo mi tía.

-¿Dónde la conociste?

-En la escuela, cuando entré a cubrir a Marilyn. Y tía, justamente por eso rechacé su oferta, y aprovecharé para pensar y aclarar mis sentimientos.

-¿Qué oferta?

-Luego de tener sexo. –Tapé mi boca y todos rieron. –Perdón, la última vez que festejamos mi cumpleaños había muchos niños pequeños en la familia, y no podía decir la palabra, luego de tenerlo, ella me pidió ir con ella a pasar las fiestas en Sicilia con su familia.

-Si crees que es necesario entonces hazlo, pero no te encierres en una relación tóxica, no es bueno.

-Le prometí a ella no decírtelo, pero lo haré Mad, ella siente que no estás comprometida a tener una relación, y esa es una de las razones por las que te cela.

-Gracias tía por decírmelo, cuando ella vuelva a hablarme tendremos una larga charla sobre esto.

Al día siguiente fui al trabajo, estaban todos en la sala de profesores, y apenas entré y saludé ella se levantó y se fue. Todos me miraron confundidos, pero tomé asiento y me quedé en silencio.

Mientras iba hacia el aula para comenzar a dar clases casi la choco y cae, pero mis reflejos fueron más rápidos y la tomé por el brazo haciendo que no cayera.

-¿Estás bien? –Ella no me contestó, solo se soltó bruscamente de mi agarre y siguió su camino. –Bien, no es mi culpa que te hayas dado cuenta que tu juguetito sexual resulta ser una persona.

Se lo dije en voz alta para que oyera, y entré al aula. Dentro de mí había una gran mezcla de sentimientos negativos, estaba enojada con ella y quería llorar.

Luego, cuando comenzó el recreo fui hacia la sala de profesores, y allí estaba, así que tomé mi comida y mi libro, y fui al patio con los alumnos sin decir una palabra.

-¿Qué pasa entre ustedes? –Miranda se sentó en el suelo, a mi lado.

-Ella se enojó conmigo porque después de la fiesta tuvimos relaciones, y a la mañana siguiente le pedí que se fuera de la habitación para cambiarme, porque me daba vergüenza que me vea desnuda. O quizás porque preferí quedarme aquí para las fiestas con la familia que acabo de recuperar antes de ir a Italia con ella.

-¿Por qué te avergüenzas? Es decir, ella ya te ha visto desnuda. Si no te sientes cómoda para hablar de esto aquí, ella tiene reunión en la escuela de Gino, se irá minutos antes del próximo recreo.

Y así fue, para el próximo recreo ya no estaba, entré a la sala, y apenas me senté comenzaron las preguntas.

-¿Qué pasó el fin de semana? Pasaron de estar todo el tiempo juntas a no poder estar en la misma habitación.

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