Capítulo 25: ardiendo como las brujas.

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Apenas entré al aula encontré un pequeño papelito con la letra de Tayl, el mensaje era claro. Te espero en el saloncito donde están los instrumentos de deportes. Sí, no es el mejor lugar, pero está alejado de todo y todos luego del recreo. Te amo, Taylor.

Se me hizo extraño, ya que ella no es así, no es muy calentona que digamos, pero el lugar era lógico si quería más que besos, ese salón era grande, en una parte guardaban los instrumentos de deportes, y en la otra, que es bastante más espaciosa, las sillas para cuando hay actos o charlas.

Tomé el libro que me dio Zach, lo metí en mi bolso y lo dejé en la sala de maestros, casi corriendo me dirigí al saloncito. Entré por la parte en la que estaban las pelotas, vallas, bates, palos de jockey y mancuernas, entre otras cosas.

-¿Tayl? –No me respondía. – ¿Estás aquí Taylor? –Me iba acercando a la parte donde estaban las sillas, y no la veía.

Había un gran espacio vacío y muchas pilas de sillas en una orilla, al no verla pensé que estaría por llegar, hasta que escuché un ruido, y pasos, claramente pensé que era Tayl.

-¿Eres tú Tayl? –Cuatro rostros conocidos aparecieron frente a mí, y temí.

-No, pero venimos a vengarnos de toda la mierda que le haces a esta escuela, ahora arde bruja inmunda. No intentes escapar, están todas las puertas cerradas, y sabes que las ventanas tienen rejas, este es tú final hija de puta.

-Ni pidas ayuda, sabes muy bien que todos están en clases ahora y estás alejada del edificio, por más fuerte que grites no te van a escuchar. –Exclamó otro.

-Qué seas feliz en el infierno basura inmunda. –Dijo un tercero.

Comenzaron a tirar alcohol y ramas por todo el espacio vacío, tenía una puerta frente a mí, pero sabía que estaba cerrada. Mientras reían tiraron un fósforo encendido, y todo comenzó a arder, escuché sus risas y la puerta cerrarse.

Grité, grité con todas mis fuerzas, el fuego estaba muy cerca de mí y el calor era insoportable, sabía que iba a morir. En un intento de salvarme me subí sobre una de las pilas de sillas, comencé a moverme hacia atrás, para así estar más lejos del fuego, no podía meterme debajo de estas, ya que era imposible, no cabía. Hasta que me resbalé y caí. Terminé en un hueco entre las filas de sillas y la pared, con sillas encima de mí. Me resigné, sabía que ese era mi final.

Zach

Mad me había avisado que Gino estaba en la biblioteca, así que fui, y de paso me pidió que le llevara la comida que tenía en su bolso, ya que había visto a su padre entrar a dirección, pero me llevé una sorpresa al encontrarme con mamá allí.

-¿No se supone que estabas con Char?

-No, ¿por qué?

-Ella recibió una nota tuya donde le decías que la esperabas en el salón donde están las cosas de deportes y las sillas.

-Yo no le mandé nada. –Ambos rostros se nos transformaron.

-¡Oh no! Iré a ver si está todo en orden.

Corrí lo más rápido que pude hasta allí, las puertas estaban cerradas, así que me asomé por la ventana y vi llamas de fuego. Corrí rápidamente hasta la sala.

-¡Llama a los bomberos rápido mamá! –Alerté y asusté a todos los presentes.

-¿Qué pasa?

-¡Fuego! ¡Hay fuego! ¡Charlotte está atrapada!

Mamá se paralizó. El resto temblaba, tenían la boca abierta, y probablemente estaban en shock.

Tomé mi celular, nadie reaccionaba, y llamé.

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