"Un accidente deja huérfanas a Lena y su hermana Lexa de apenas 7 meses, sus padres deciden dejar a cargo a la Luthor mayor de la custodia de la pequeña y de los negocios familiares, haciendo que su vida cambie de un momento a otro, tendrá que mudar...
-¿P-Papá?- titubeé delante de la cama del hospital, aún asimilando la escena frente a mis ojos.
Acostado sobre una cama que se encontraba situada justo en medio de la amplia habitación, estaba él. Su cuerpo estaba sujeto a cables y a una máquina que monitoreaba sus latidos cardíacos. Cuando hablé su cuerpo se removió, él abrió lentamente los ojos algo confundido escaneando la habitación y cuando su mirada encontró la mía sus ojos se abrieron aún más por la sorpresa de tenerme frente.
-Ca-cari-ño.- Dijo mi padre alargando la palabra con dificultad después de retirarse la mascarilla de oxígeno.
Su apariencia, aunque me es familiar, ahora me luce... diferente, no han sido muchos meses en los que lo deje de ver, sin embargo, su cuerpo demuestra una delgadez que bien podría pasar como delgadez extrema, sus ojos se encuentran hundidos y con ojeras, los brazos delgados y con heridas que aún no cicatrizan del todo, su piel se ve pálida y seca, y con moretones de diferentes colores sobre ella, el cabello lo trae más largo al igual que su barba descuidada.
Aunque se encontraba cubierto con una manta de la cintura para abajo, pude notar a simple vista que en donde se supone se encontraban sus piernas solo había un bulto, eso me confirmó que lo que me había contado previamente la Agente era cierto.
-Te extrañe tanto.- dije yendo hacia su cama para abrazarlo con lágrimas que descendían por mis mejillas. El abrazo no tenía un agarre fuerte ya que su cuerpo se veía y estaba tan frágil que temía lastimarlo más de lo que estaba.
Al abrazarlo sentí su peculiar aroma a mandarina e incienso que yo siempre había notado en él, aunque ahora se encontraba mezclado con el desagradable olor del hospital, ese aroma a químicos y esterilizadores que me provocan náuseas.
Por lo general en el hospital en el cual Kara dirige, también se suele usar eso, pero disfrazan el olor con aromas frutales para no asustar a los niños.
-Y-yo igual...- soltó con mucha dificultad.
-No hables, colócate la mascarilla de nuevo.- dije viendo que no podía mantener una conversación larga, eso complicaba las cosas ya que yo tenia muchas preguntas aún rondando en mi cabeza.
-N-no...-dijo negando suavemente la cabeza.-¿qui-en e-es ella?- Hizo un gesto con la cabeza apuntando a Kara que se había quedado en el umbral de la puerta.
-Ella es Kara, mi esposa...-solté tímida ya que aún no me acostumbro del todo a llamarla así. Extendí mi mano hacia ella para que se acercara a mi y a mi padre.
-¿Tu es-posa?¿Qué pasó con tu novio James?- preguntó extrañado.
-Si, verás... como todos creíamos que ya no estabas entre nosotros pues tenía que hacerme cargo de Lexa, y para no tener problemas por lo de la cláusula que habías impuesto en el testamento, tuve que casarme muy pronto. Y a James ni me lo menciones, me di cuenta que es un imbécil. El muy patán salía con otra al mismo tiempo que conmigo, solo que a ella la dejó embarazada y por lo último que supe, se van a casar.- dije rodando los ojos.- Lexa esta tan grande ahora... deberías verla.
-Los menores de doce años no pueden entrar a los pisos de hospitalización, pero pueden mostrarle una fotografía si es que la trae.- dijo la enfermera que entraba a cambiarle el suero por uno nuevo.
-Oh, yo tengo una por aquí...-dijo Kara sacando su celular del bolso.
Kara desbloqueo su celular, abrió la galería y comenzó a pasar foto por foto hasta que dio con la última que tomo de Lexa. Coloco la pantalla del celular frente a mi padre para que viera la fotografía de Lexa.
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