Capítulo 30

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•Día 2 del viaje

Lena POV:

Abro los ojos tanto como la luz que se cuela por la ventana me lo permite. Los rayos atraviesan el cristal de manera intensa y siento el impulso de darme un golpe en la frente por haber olvidado cerrarlas anoche. Después de que Kara y yo nos acurrucamos por unos minutos, retomamos nuestra actividad con un par de rounds más que nos dejaron exhaustas.

Y vamos, no es que me arrepienta, pero ahora con la luz golpeándome directamente en la cara y los persistentes golpes en la puerta que comienzan a martillear mi cabeza, una pequeña punzada de arrepentimiento se cuela en mi mente.

Cuando hablo de arrepentimiento, no me refiero a la apasionada noche que compartimos Kara y yo. Más bien, lamento mi debilidad al no levantarme para cerrar las cortinas una vez terminamos. Sin embargo, incluso si lo hubiera hecho, no habría podido hacer nada respecto a esos molestos golpes en la puerta que resuenan por toda la habitación.

Volteo hacia mi lado de la cama, donde Kara duerme profundamente a pesar del ruido. Busco mi celular entre el enredo del edredón y las sábanas y cuando finalmente lo encuentro, presiono la pantalla para ver la hora. Cierro los ojos con fuerza al darme cuenta de que apenas son las 7 a. m; no ha pasado mucho desde que nos fuimos a dormir.

-Chicas, ¿están despiertas?- dice una voz conocida al otro lado de la puerta.- La aventura nos aguarda.

Suelto una risita al reconocer su referencia y solo Sara se acordaría de algo así.

-Oigan, par de conejitas, será mejor que abran la puerta en este instante.- golpea un poco más fuerte la puerta.- Ahora sí, ¿con mucho sueño, no? Pero vaya noche la de anoche. No son muy discretas que digamos.

Siento que mis mejillas empiezan a sonrojarse ante la mención de que nos escucharon. Suelto una maldición, estas paredes son más delgadas de lo que creía. El cuerpo a mi lado comienza a moverse, su cabeza emerge debajo de la almohada y puedo decir que, incluso con el pelo rubio revuelto, con esa expresión adormilada, se ve perfecta.

-¿Qué pasa? ¿Qué son esos golpes?- susurra la voz a mi lado derecho de la cama.

-Es Sara.- me siento en el borde de la cama, estiro mi cuerpo y me pongo de pie.- Y si no le abrimos la puerta en este instante, es capaz de tirarla abajo.- Por suerte, antes de dormir nos habíamos puesto el pijama ya que hacía un poco de frío en la habitación. Claro, nos vestimos, pero olvidamos cerrar las persianas. Gran idea.

Camino hacia la puerta, mis pies descalzos tocan la suave alfombra oscura. Antes de siquiera llegar a la puerta, un pensamiento me hace volver la mirada hacia la cama, o más precisamente, hacia su lado. El juguete está sobre la mesita de noche, a plena vista de todos.

-¡Kara, esconde eso!- murmuré un poco más fuerte de lo que pretendía.

Kara obedece y, antes de siquiera mirar dónde lo guardó, camino hacia la puerta. Los golpes en ella comienzan a marearme. Sara se detiene en seco, con su mano aún en el aire cuando abro.

Ella pasa a la habitación como si nada. Corro tras ella y, al llegar a la cama, la encuentro mirando a Kara, quien aún está recostada en la cama con un brazo sobre la almohada y su cara descansando en su mano. Su postura parece improvisada y una ola de pánico me golpea. Es evidente que no sabe disimular muy bien.

-Que madrugadora estás hoy, Sara.- dice Kara sonriendo forzadamente.

-Pues claro, después del espectáculo privado que tuve gracias a la habitación de al lado, lo último que deseaba era despertar tan temprano.- Añade Sara con sarcasmo, mientras se frota los ojos con cansancio y toma un sorbo de su taza de café con desesperación.

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⏰ Última actualización: Aug 19 ⏰

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