Miedo

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Rosas en la habitación

Capítulo VII

Miedo

Una descarga de inquietud
Clavándose en tu mente
Un sueño aterrador
Anclado bajo el subconsciente

Los días estaban pasando tan rápido que Minako no había notado que aquel hombre al que tanto temía ya no le preguntaba por Michiru o hablaba sobre el dichoso trato que según el habían pactado, eso la hacía sentirse segura e inclusive llego a considerar olvidar aquellas conversaciones, negar sus sospechas y alentarlos a que regresarán por donde vinieron; Haruka había estado más pendiente de ella y ya no parecía estar pegada al móvil ¿será acaso que realmente Michiru había salido del país?, porque había que reconocer que al parecer todo había vuelto a la normalidad. Miro su reflejo en el espejo y sonrió, escucho como el móvil de la rubia sonaba, estaba segura que era solo la alarma, pero al pasar por la puerta pudo ver como entro al baño con el celular, tal vez un gesto normal en ella, pero escucho como el seguro de la puerta se activaba.

- Tranquila Minako, son ideas tuyas, solo se alistará- Dijo tratando de ignorar aquella acción.

El camino a su trabajo transcurrió tranquilo, llegaron a ocupar sus puestos y al llegar el medio día Minako subió a la suite, como todos los días a llevar el desayuno. Llamo a la habitación y entro con la bandeja, la deposito en la mesa de centro y estaba a punto de salir cuando escucho su nombre, sintió un miedo recorriendo su piel, pero recordó su positivismo, dio la vuelta y con una sonrisa respondió.

- Diga- Miro al chico que tenía frente a ella, siempre vestido de negro su plateada cabellera resaltaba ante tanta oscuridad que emanaba.

- Hace mucho que no platicamos, me gustaría que tomáramos el desayuno juntos ¿aceptarías? - dijo aquel hombre mientras le sonreía, Minako observo a su alrededor y vio que se encontraba sola con él.

- Bueno, no sé si me lo permitan, estoy en horas de trabajo- dijo dando un pequeño paso hacia atrás, Yaten se acercó rápidamente a ella y la tomo de la mano.

- No, si te regañan yo intercedo por ti. Solo que me gustaría platicar, proponerte un trato. Si no te sientes segura, podemos ir a donde tú quieras- la rubia miro la mano de Yaten en su muñeca, levanto su mirada y se encontró con aquellos ojos verdes a los cuales nunca les había puesto atención. Asintió al sentirse hipnotizada por aquella mirada, tomo asiento en aquel pequeño comedor dentro de la habitación.

Vio como el peliblanco puso la mesa y se sentó frente a ella, le sonrió y con un ademan le invito a probar primero, la rubia no sabía que estaba pasando, el miedo que sentía se comenzaba a transformar en paz, se sentía un poco adormilada y buscaba mantener la vista con aquellos ojos brujos verdes que al parecer le habían hechizado.

- Sabes, eh visto como trabajas aquí, siempre eres amigable sin importar que tan cansada te sientas y creo que este hotel está desaprovechando tu talento- comenzó el chico mientras tomaba un sorbo al café que anteriormente le había entregado la rubia. Minako agacho un poco su cabeza y sonrió, aun no se animaba a tomar algo de la comida que tenía frente a ella.

- Bueno, sí puede ser un trabajo duro, pero con el ayudo a mi amiga y aunque no me da para vivir una vida de lujos, creo que está bien- dijo la chica levantando la cabeza y mirando de nuevo aquellos ojos verdes.

- Yo estaba pensando ¿Por qué el destino me trajo aquí? Y le di muchas vueltas al asunto, todo esto que está pasando es como tan extraño y entonces creo que lo que el destino quería era... por qué yo no creo en las coincidencias, creo que cada decisión que tomamos esta predestinada, creo que las almas se atraen y que el destino es como una fuerza magnética que siempre te lleva no a lo que quieres, si no a lo que necesitas. Tal vez en donde yo estaba mi misión había terminado, entonces algo me trae hasta aquí y lo primero que veo es a una señorita con ganas de superarse, una señorita que brilla mucho más que toda la gente que hay aquí- Minako seguía mirando aquel rostro angelical, aquellas palabras estaban entrando a lo más profundo de su ser, cada contacto que había entre sus ojos sentía aquella conexión mágica que siempre había buscado.

Rosas en la HabitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora