Huracán

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Rosas en la habitación

Capítulo XXX

Huracán

Déjame, vas a ver llego hasta el cielo

Mírame, óyeme hasta en el viento

Siénteme soy un huracán.

Buscare, buscare, todos mis sueños

Donde este sé muy bien yo vuelo lejos siéntelo

-Omitió todos los detalles y solo se concentró en contarme la parte que para ella fue más importante- Mamoru y Setsuna yacían sentados en el sofá, algunas latas de cerveza vacías decoraban la mesa de centro. Setsuna suspiro agotada y se recostó en el respaldo mientras terminaba su bebida.

-Tardo mucho en calmarse, yo no sabía qué hacer, me contaba las cosas pero en momentos parecía balbucear, lloraba y entraba en crisis. Traté de llamar a Ami pero no respondía, pensé incluso en meterla bajo el grifo de agua para que se calmara, termino de contarme todo y simplemente se durmió... pero la que no se va a salvar de mi es Haruka, estoy muy molesta con ella- Mamoru palmeo el hombro de Setsuna interrumpiéndola mientras describía el cómo haría entrar en razón a su rubia hija.

-Tu alguna vez fuiste Haruka, ¿te gustaría que te tratarán así? Solo debes darle tiempo de que piense las cosas, ella ama a Michiru pero tiene miedo de no ser un buen ejemplo. Pude ver en sus ojos los nuestros cuando de un día a otro nos convertimos en padres...-la mujer lo miro y una pequeña mueca de molestia se formó en su rostro.

-Hablas como si alguien te hubiera obligado, de los dos creo que fuiste tú el que tuvo la oportunidad de pensar las cosas en frio, tu elegiste ser el padre de Haruka... también fue mi decisión pero digamos que cuando la tome me sentía acorralada... aun así no me arrepiento de nada, aunque hoy sea peor que una migraña al despertar.-

-Tenemos que apoyarla en la decisión que tome, tal vez nosotros elegimos cuidarla pero eso no es excusa para obligarla a hacer algo que no quiera, si ella cree que no es momento deberemos estar ahí para ella. Será muy duro y va a necesitar donde llorar todas las noches- Setsuna se reincorporo y apretó la lata entre sus manos, un hábito que tenía para sacar sus frustraciones algo que conocía Mamoru desde siempre.

-Pero yo alguna vez fui Michiru y sé que Haruka me necesitara pero no voy a dejar a esa chica a su suerte; puedo evitar que se vuelvan a ver si pero no puedo evitar sentirme compasiva a alguien que está pasando por lo que yo pase tantas veces, ese miedo de decir soy madre y saber que todos se van a alejar poniendo excusas estúpidas, porque así son todos creen que ser amigo o pareja de una madre es algo que los detiene o los condena.-

-Entiendo solo quiero recordarte que hay personas que a pesar de todo se quedan, hay personas que la amaran como te aman a ti y aceptaran lo que venga como te paso a ti- ambas miradas se cruzaron, segundos que parecían detener el tiempo y miradas que trataban de descifrar en que momento se habían perdido.

-Yo jamás desperdiciaría la oportunidad de criar a un bebe junto a ti, yo sabía que ibas a ser una excelente madre-

-Y te sentiste tan celoso que corriste a buscarte tu propio bebe y criar a una niña llorona-

-Setsuna estoy aquí y no con ella, entendí que no la amaba y que nunca podría amar de la manera en la que...- Mamoru fue interrumpido por la mano de Setsuna que silenciaba sus labios.

-No Mamoru, no lo digas, ya estamos muy viejos para esto, la relación que llevamos como padres de Haruka ha funcionado y me gusta así- suavemente aparto la mano de la mujer de sus labios y beso su palma.

Rosas en la HabitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora