Sirena de fuego

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Rosas en la habitación

Capítulo XXXI

Sirena de fuego

Suavecito vengo, pa' que no sientan mis pasos

Debajo del agua, pa' que no vean lo que traigo

Mi llama es eterna, nadie va a apagarla

Solo mi justicia va a calmar mi rabia

Se sentía descubierta, expuesta, voltio asustada y vio a Minako furia mirándola retadoramente, pero detrás de la rubia estaba Yaten quien asombrado veía la revelación, en ese momento pudo entenderlo todo si era sincera ya no esperaba nada de Yaten y era cuestión de tiempo para que descendiera a lo más bajo.

Tal vez se sentían satisfechos al creer que su plan había funcionado, el terror que ese hombre se provocaba sufría una transformación, sentía la sangre hirviendo correr por sus venas; ¿Minako se habría prestado a esto? ¿De quién había sido la idea de usar a Haruka como carnada?

Ver a Haruka debatirse entre la vida y la muerte le hizo entender que en esta guerra no iba a vencer si seguía dentro de su fuerte, su deseo siempre fue terminar todo en paz, comenzar una nueva vida, estaba dispuesta a renunciar a todo lo que había logrado, a ceder todo lo que había creado pero esta vez un sentimiento nuevo comenzaba a acongojarse en su corazón, era el momento de su regreso.

La mujer de cabellos aguamarina que bailaban con el viento, sonrió burlonamente y subió al auto que esperaba por ella, Setsuna quien había decidido estar alerta pudo relajarse y terminar de cerrar la puerta del asiento del copiloto, Michiru seguía sonriendo mientras sus ojos se posaba en aquel par de personas que se habían quedado pasmados ante su forzada aparición, levanto su mano con gracia para tras el vidrio despedirlos como si de una participante de concurso de belleza se trataba, mientras el auto comenzaba su marcha.

-¿Está todo bien?- se atrevió a preguntar Setsuna a mitad de camino.

-Sí...- los pensamientos de la chica parecían hacer corto circuito dentro de su cabeza, sentimientos encontrados sobre seguir con su plan de paz o saciar la reciente sed de furia y venganza que sentía correr por sus venas, la mantuvieron en silencio el resto del camino.

XXX

-¿Pero ella está bien verdad?- Usagi llevo las manos a su pecho en busca de consuelo, después de la noticia que su novio le daba, de nuevo la culpabilidad la carcomía por dentro, Podría incluso maldecir el día en que decidió apoyar a Minako cuando se encapricho con Haruka.

-Pues, lo único que sé es que está hospitalizada con vida, creo que desde hace un día...- ambos se quedaron callados, sus miradas se cruzaban y silencios que iban y venían, sus mentes parecían conectadas y un solo nombre daba vueltas por su cabeza como responsable de aquel fatídico accidente.

-Tú dijiste que él ya se había concentrado en Minako, que ambos estaban bien juntos ¿no? Dijimos que al final son tal para cual...- Seiya arqueo una ceja y despego la mirada de su móvil para ver a la chica rubia quien cocinaba.

-¿Estas insinuando que Yaten lo hizo?- su voz pareció volverse seria, Usagi lo miro fugazmente y regreso sus ojos al platillo que tenía sobre el fuego.

-Su obsesión por recuperar a Michiru podría hacerlo llegar a ciertos límites-

-Bombón, sé que mi hermano es lo que consideramos una escoria pero ¿asesino?, no lo creo, eh visto a Yaten llegar a su límite y nunca ha atentado contra la vida de una persona, eso hasta para él es repugnante-

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