Renacimiento I

57 5 16
                                    


Capítulo XV

Renacimiento I

Escucha el susurro de las montañas
Te llevaré a un lugar encantado
Adéntrate en él, no tengas temor
Yo te guiaré hasta su corazón

- ¿Tú crees que corra peligro? -Hablo la rubia quien estaba recostada en el pecho de aquel hombre que la amaba con locura.

- Bombón, todos lo estamos... lo que realmente me asusta es ver como se transforma poco a poco, a veces temo por que sea tan inocente y termine como Michiru, huyendo de Yaten, pero otras veces siento que ella sabe perfectamente de que va todo esto y que por hambre de fama y poder sería capaz de todo, tan solo recuerda el por que estamos aquí, ella le prometió entregarle a Michiru en bandeja de plata...- Seiya acariciaba la espalda desnuda de Usagi quien trataba de analizar toda la información que su novio en un arranque de desahogo le había confiado.

- Seiya, yo creo entender... que no puedes escapar y que tu vida corre peligro pero... si sigues contribuyendo o al menos no evitando que sucedan ese tipo de cosas, te conviertes en cómplice y eso solo hará que tu Karma llegue tarde o temprano y ahora sí, ni Yaten, ni Taiki, ni la princesa del planeta de fuego podrá salvarte; Yo sé que no eres un hombre malo, se que tu alma esta asustada, sé que fuiste el único que ayudo a Michiru y que te cuesta seguir fingiendo ante ellos, pero tienes que decidir rápido antes de seguirte condenando. ¿No te gustaría vivir libre? ¿Sin que nadie te diga que vestir, que decir o a donde ir?, sin ese miedo a que te castiguen por no seguir las reglas de aquel... mmm podríamos llamarlo intento de Orden mundial- Seiya tenía sus ojos cerrados, las palabras de su chica golpeaban dentro de su mente, dentro de su corazón, se permitió que una lagrima corriera por su rostro ¿hace cuanto que no lo hacía? hacia tanto tiempo que no se permitía ser débil, ser humano.

- Jamás podré perdonarme que fui yo quien delato donde estaba... siento como si hubiese abierto su jaula en un laberinto junto a un gato hambriento, encerrados sin poder escapar solo escondiéndose uno del otro...- Usagi se incorporó y miro fijamente al chico y le sonrió. Aquellos ojos azul cielo llenos de ternura, llenos de piedad, mirándolo como si jamás hubiese hecho algo malo, no podía sentirse digno de esa mirada. ¿Era ella la contra parte de "su princesa"? ¿Era ella la bondad, el amor, la esperanza? ¿era ella el ángel que venia a sacarlo de las llamas de aquel infierno en donde se encontraba atrapado?

- Aun puedes redimirte y cuando lo decidas yo estaré aquí para ti, para apoyarte, para amarte. Sé que esto pronto terminara...- La rubia se acerco a los labios del chico, se detuvo a milímetros y observo aquellos ojos inundados en lágrimas, beso sus labios suavemente y se quedó ahí presionando sus labios contra los de él, respiraciones tranquilas que no reflejaban para nada el tornado que sus mentes eran en ese momento.

XXX

- Vamos ponte esto- dijo mientras le entregaba un vestido color azul cielo de tirantes delgados.

- ¿Cuál es la ocasión? - respondió la aguamarina confundida.

- Señorita refinada, la doctora Amy dijo que no podías seguir encerrada... es casi media noche, las calles están solas, si no puedes salir al menos permíteme pasearte un poco en mi auto- Michiru dudo un poco, aquellas palabras daban vuelta por su cabeza, si bien nadie sabría que ella estaría dentro del automóvil y claro que el aire fresco le vendría bien; ¿Qué podía pasar? Los medios estaban distraídos con el escandalo de ese día que por su puesto no había pasado por casualidad; miro a la rubia y frente a ella dejo caer el camisón colocándose rápidamente el vestido, Haruka solo aparto su mirada hacia otro lado sonrojándose y sonriendo ante tal acto precipitado.

Rosas en la HabitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora