Corriente de Retorno

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Rosas en la habitación

Capítulo XXXII

Corriente de Retorno

Otra vez estoy casi donde empecé

Ya gasté seis vidas y no sé muy bien en qué

Hice las maletas, viajé y me alejé

Pero la marea aquí me quiso devolver

La rubia miro a ambas mujeres, sus ojos parecían confundidos, llevo una de sus manos hasta su cabeza y la froto, fijo su mirada de nuevo en sus manos en búsqueda de respuestas, afino un poco su garganta y suspiro.

-¿Quién eres tú?- Setsuna llevo sus manos a la boca ahogado un grito mientras Amy arrugo su frente extrañada del comportamiento de la chica en la camilla.

-¿Dónde estoy?- Setsuna Miro a Amy alarmada quien se acercó a la camilla y golpeo levemente la cabeza de la chica rubia.

-Te voy a dar razones para no recordar nada- Haruka solo sonrió y miro a Setsuna, la mujer de cabello verde sentía como su alma regresaba al cuerpo.

-Solo era una pequeña broma...- Setsuna se acercó a la chica y la abrazo con cuidado, dejaba correr sus lágrimas y sollozaba aliviada, Haruka recostó su cabeza sobre el hombro de su madre, algunas lágrimas comenzaban a salir de sus ojos, trataba de ser fuerte y mantener el ánimo. La idea de haberse mantenido entre la vida y la muerte por algunos días aun le erizaba la piel.

Mamoru entro interrumpiendo el abrazo de las mujeres, su rostro se relajó y solo pudo sonreír levemente, tal vez todos creían que él estaba tan ajeno a lo que pasaba. Él se ofreció para seguir al pendiente del hotel mientras Setsuna y Michiru intercambiaban turnos en el hospital, él era su chofer, quien llevaba la comida, la bebida. Nunca tuvo un momento a solas con Haruka porque nunca lo pidió, el no quería permitirse llorar, no quería quebrarse y ser un pedazo más de un cristal que estaba despostillándose poco a poco, eligió ser el escudo, ya tendría tiempo de llorar en algún otro momento. Se acercó a ellas y les abrazo nuevamente aquello duro tal vez 5 minutos, ninguno pretendía soltarse, el calor que emanaban los tres cuerpos se confortaban unos a los otros. Había una montaña de sentimientos en el corazón de Haruka quien estaba en medio de las personas que habían decidido ser sus padres, esos dos humanos llenos de amor que estaban siempre para ella sin importar cuantos errores había cometido.

Pero dentro de aquella hermosa demostración de amor la rubia comenzaba a sentir un vacío en su alma, el monitor conectado a ella comenzaba a anunciar que sus pulsaciones estaban agitándose, sus últimos recuerdos regresaban a su cabeza en ese momento donde bajo la guardia, el miedo volvía a apoderarse de ella. Mamoru y Setsuna rompieron el abrazo al escuchar el acelerado sonido, Amy intentaba explicarles que era parte de la emoción de la chica, que era normal y es que en aquellos momentos tanto Mamoru y Setsuna olvidaban lo que alguna vez aprendieron.

-¿Dónde está... la sirena?- Dijo casi en susurro llamando la atención de las tres personas en la habitación.

Se encontraba recargada en la pared aun lado de la puerta de aquella habitación, Setsuna se había encargado que colocaran a su pequeña en el lugar más privado del hospital así que algunas enfermeras

Pasaban de vez en cuando mientras la miraban discretamente, la chica saludaba con un movimiento de su cabeza y sonreía apenada. Había tomado la decisión de no entrar junto a Mamoru, aunque se moría por verla dentro de su corazón se encontraba la angustia de su último momento consiente juntas, si era sincera con ella misma entendía que no estaba preparada para escuchar un no por parte de la rubia, si le había prometido respetar su decisión, pero ¿acaso se preguntó si podría hacerlo? Los pensamientos intrusivos la torturaban y se mezclaban con la ansiedad que le generaba tener que tomar una decisión que había estado evitando durante aquellos meses, ahora parecía tener más libertad, Yaten no volvería a molestarla estaba segura que había destrozado su corazón yendo en contra de absolutamente todo lo que él creía.

Rosas en la HabitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora