𝒳 𝐼𝐼- 𝓘𝓷𝓿𝓪𝓼𝓲ó𝓷-(𝑀 𝟧/?)

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*Separador: Krista*

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*Separador: Krista*

-Listo.

Se levantó del suelo en el que se encontraba hincada y guardó el frasco del baúl que lo había sacado.

La vi acercarse al lavabo y lavar sus manos, limpiándolas de los restos del líquido que había quedado en sus manos.

Era extraño poder observarla tanto tiempo sin que volteara a mirarme de mala manera, era incluso poético no ver su cara de aburrida todo el tiempo.

Después de todo, la "florecita" salió ganando, pero muy en contra de lo que yo y flamita queríamos, ya que, de no ser por su noviecito, no me encontraría sentada en el retrete mirando a aquella melena pelirroja.

Su pelo era sujetado por una pequeña liga negra que habría sido imperceptible si su cabello fuera más oscuro, no había más que un par de mechones sobre su rostro, por lo que me era fácil poder recorrer su marcada mandíbula.

-¿Por qué peleabas con ese cabrón? - Di un pequeño brinco al ser interrumpida de mi análisis por la voz de flamita.

-No sabía que era necesario tener una razón para hacer enojar a la gente.

Una risilla que pocas veces había escuchado llenó el ambiente.

-Tienes razón, eso es un don tuyo.

Las comisuras de mis labios se levantaron al escuchar aquel comentario venir de ella. Siempre soltaba ese tipo de comentarios para intentar hacerme enojar, pero su tono de voz era más bromista.

-¿Y tú por qué lo odias?

Conejito.

Esa era la respuesta que yo misma le había atribuido al hecho de que odiase tanto a tomatito y ahora a bigotes.

La vi tensarse un poco y bajar la cabeza hacia la superficie de mármol. Volteó lentamente su cuerpo hasta poder apoyar su cadera en el lavabo y cruzar sus brazos, logrando mirarme sin problemas.

-No es bueno para ella.

-¿No lo es?

-No.

Parecía que el buen humor se había ido de su cuerpo. En realidad, no me importaba mucho.

Una idea un tanto demoniaca salió de mi mente y decidí llevarla a cabo.

-Pues ella parecía bastante feliz de verlo. Oh, ¿es eso lo que te molesta? - Me levanté del retrete en el que me encontraba sentada y me acerqué a ella, intentando intimidarla. - Que ella vea a ese hombre de la forma en la que te gustaría que te viera a ti, ¿o tal vez me equivoco?

 - Que ella vea a ese hombre de la forma en la que te gustaría que te viera a ti, ¿o tal vez me equivoco?

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Castigo EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora