*Separador: Krista*
—Es hora de que vuelvas con tu padre, mi niña querida.
Fue lo último que escuché antes de que uno de los vampiros me golpeara en la cabeza y me hiciera caer en mi sitio, tomaron con fuerza mis manos y me arrastraron lo que quedó de camino. Los ojos de Adara centellaban de un profundo escarlata, aquel color naranja que siempre tenía acompañando el rojo, parecía casi imperceptible.
Llegamos a una especie de sala con gradas en donde había muchísimos vampiros rodeando el lugar y en medio había un largo poste que contaba con cadenas, parecía viejo pero resistente.
Seguro se usó para torturas en el pasado, no dudo que eso sea lo que vayan a usar en mí para herir a mi flamita.
Entre cuatro vampiros me obligaron a quedarme quieta para poner las gruesas cadenas en mis manos y obligarme a quedarme ahí, miré a los presentes. Eran más de 50 vampiros que gritaban como locos emocionados por lo que pasaría. Entre las sombras, logré visualizar a mi hermana, quien tenía una pistola en mano, pero no la apuntaba a nadie en específico, solo me miraba.
Por un momento creí que me ayudaría a salir de aquí cuando dio un paso al frente, pero tan pronto como un vampiro cerca de ella se interpuso entre nuestras miradas, ella dio media vuelta y se fue, no sin antes dar un asentimiento en mi dirección.
Cobarde...
No dejé que mis lágrimas se derramaran, no por ella.
Miré a mi mujer, que lentamente fue depositada en una enorme mesa de piedra frente a mí, lucía más pálida que nuca y su cabello cada vez perdía más su color característico.
Estaba muriendo.
Los brujos hacían bien su trabajo.
Los ojos escarlatas me miraron con tristeza, casi como si me pidiera perdón, al igual que los míos lo hacían.
Ella no estaría aquí si yo no hubiera aparecido en su vida.
Ella no estaría por perder su humanidad si yo no hubiera fallado aquel examen.
Ella no estaría a punto de morir si yo hubiera repetido el nivel 6.
Todo es mi culpa, yo le hice esto.
—Lo lamento, flamita...
Susurré, pero la voz del vampiro rubio me interrumpió.
—Hoy, hijos míos, estamos a punto de presenciar el regreso tan esperado de su amada hermana. — Dio una vuelta mirando a todos mientras levantaba los brazos— Hoy después de más de cien años de espera, esta bruja dejará de existir para regresarnos lo que se nos fue arrebatado.
Después de decir aquello, tomó un cuchillo y pasó el dedo por su filo. Después miró hacia mí y sonrió mientras se aproximaba con el arma en manos.
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Castigo Escarlata
FantasíaSer un Cazador en Argent es agotador, pero lo es más cuando te encuentras en una de las líneas más bajas en el poder y terminas reprobando una prueba que definirá tu futuro. Krista es aquella desdichada cazadora que por una mala respuesta en su exam...