𝒳𝒳𝐼𝐼𝐼 -𝓔𝓵 𝓒𝓸𝓷𝓼𝓮𝓳𝓸-

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(Maratón 4/?)

*Separador: Krista*

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*Separador: Krista*

Cinco días.

Cinco días desde que mandé mi vida a la basura por una pelirroja que se supone debería haber matado.

Cinco días que llevo escondiéndome de mi hermana y más cazadores que buscan mi cabeza.

Cinco días desde que me arrepiento de mis actos.

Cinco días desde que Adara, Calliope y Marg- Infinity se fueron del pueblo y no han regresado.

Fui un par de veces a la casa en la que solíamos vivir, pero no parece haber movimiento. El día después de lo que pasó, fui a ver si seguían ahí y lo único que encontré fue una casa vacía rodeada por un enorme círculo de césped quemado.

Supongo que eso lo hizo flamita.

Vaya, al final el apodo le iba mucho más de lo que pensé.

Me dejé caer en la cama improvisada que había hecho y cerré mis ojos, intentando dormir, pero la mochila llena de armas no era la almohada más cómoda.

Extrañaba mi casa...

"Mi casa"

Sonreí como tonta al notar que le había llamado así al lugar que me acogió por semanas.

Bueno, fue bueno mientras duró.

He sobrevivido a base de cazar animales en el bosque y agradezco a todo lo sagrado de que el frío se esté yendo rápido, ya que estaría muriendo de hipotermia de no ser así.

Ir al centro de la ciudad no era una opción, y pensar en ese café caliente que podría esperarme ahí me hacía sufrir lenta y dolorosamente.

Lo que más extraño es aquel olor y sabor tan delicioso, ahora sí que estoy sufriendo de abstinencia.

—¿Habrá una forma de hacer café casero en medio del bosque? — Me dije a mí misma.

—Es posible, pero veo poco factible que tengas esas habilidades— Me levanté de mi nada cómoda cama de hojas secas y miré con precaución a la persona que se encontraba a unos cuantos metros de mí— Eres difícil de encontrar, Key.

—Si, ese era el plan, me agrada que funcionara.

No pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas al sentir lo mucho que extrañaba la compañía y el hecho de saber que estas podrían ser mis últimas palabras.

—¿Qué has estado haciendo?

—Huyendo de una muerte segura. Pero parece ser que no soy muy buena en eso— Me encogí de hombros, restándole importancia— ¿Piensas hacerlo aquí o será una muerte a manos de todo Argent?

Castigo EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora