𝒱𝐼𝐼- 𝓔𝓷𝓪𝓶𝓸𝓻𝓪𝓭𝓸- (𝑀 𝟣/?)

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*Separador: Krista*

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*Separador: Krista*

Tragué de una mordida el pequeño pedazo que quedaba de lo que en algún momento fue un delicioso helado de vainilla y cerré los ojos con satisfacción.

Bien, ya encontré otro motivo para bajar a la Tierra a parte de la cacería y misiones. Aquí la comida estaba pidiéndome a gritos no volver a Argent nunca más.

Me encontraba sentada en una banca de metal y cerecita estaba a un lado de mí mirando a través del cristal del establecimiento que estaba frente a nosotras, estábamos por acabar el recorrido por el pueblo que resultó no ser tan malo como creí que sería, la trenza que sujetaba mi cabeza había sido la solución a mis problemas y ahora comenzaba a pensar en ser menos molesta con la flamita, tal vez...

No, la verdad yo no vine a este mundo a hacerle favores a nadie.

Je je je.

—Oye, ¿vamos a seguir observando su magnificente belleza o entraremos en algún momento? Comienzan a salirme hemorroides.

Un resoplido hizo que la vieja enojona volteara su cabeza para mirarme con un poco de molestia.

—Entra tú, no me gusta molestarla cuando está trabajando. — Volteó a mirar de nueva cuenta a la persona que se encontraba dentro del local acomodando un arreglo floral.

—¿Por qué le tienes tanto miedo a conejito? Solo mírala, es una cosita llena de amor— Dije mientras hacía un círculo con cada una de mis manos y las llevaba a mis ojos para hacer como si fueran unos binoculares.

—No le tengo miedo, es solo que cada que voy, termina obligándome a entregar sus pedidos y me quita mucho tiempo.

—Uy, que mala me saliste flamita, y yo creyendo que eras de esas que ayudan a todos a diestra y siniestra, sobre todo a ella.

—No, suficiente hago con ser policía, además, ella tiene empleados que pueden hacer eso, pero prefiere quitarles trabajo con mi esclavitud...

Aquello lo dijo tan serio que una carcajada salió de lo más profundo de mi ser.

—Ay por dios, comienzas a caerme bien, hija de satán.

—Es lamentable que no pueda decir lo mismo.

¿¡Qué dijo!?

—¿Cómo es posible que mi armoniosa y fantástica personalidad aún no te haya dejado encantada? Esto es bastante confuso, permíteme decirte.

—Si, verdaderamente raro.

Una de las comisuras de sus labios se levantó después de decir aquello.

Podrá decir misa, pero sé que poco a poco comienza a caer en mis encantos como cayó conejito.

El pecho de la zanahoria se levantó fuertemente, por lo que pareció dar una fuerte inhalación y acto seguido se levantó de la banca para comenzar a caminar hacia el lugar frente a nosotras.

Castigo EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora