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—¿Qué te pasa?— Preguntó Leonidas a su hermana mientras esta mantenía en su brazos a Hope, la cual estaba dormida.
—¿Recuerdas la historia del ciervo blanco?— Preguntó Astrid, haciendo que Leonidas la mirase confundido al no comprender por qué su hermana hacía referencia a aquel animal sagrado, cuando nunca, en mil años, habían hablado de él.
—Recuerdo que te regale en tu cumpleaños número cien una pequeña figura.— Afirmó Leonidas recordando que tanto él como sus hermanas siempre habían sido creyentes de que existía.
—He soñado con él.— Admitió la rubia, sorprendiendo con sus palabras a su hermano, ya que en ningún momento el menor se hubiera llegado a esperar que ella fuera a decir algo así.
—¿Soñado? ¿Soñado de soñar? ¿De haberlo visto y de saber que ha sido real?— Preguntó sin creerse lo que acababa de explicar, porque eso significa de que de alguna forma él seguía presente en la vida de ellos, aunque no se hubiera manifestado con anterioridad.
—No, de que me he cogido la borrachera del siglo y he tenido una alucinación.— Respondió su hermana sarcásticamente haciendo que él la mirase con una expresión de pocos amigos. —¡Pues claro!— Añadió con obviedad.
—¿Te dijo algo, o tal vez te lo mostró?— Preguntó queriendo saber exactamente lo que había pasado, porque eso podía significar muchas cosas.
—No lo se, no lo recuerdo. Solo recuerdo verlo de una forma tan nítida como si estuviera ahora mismo frente a mi.— Garantizó Astrid con frustración queriendo saber que era lo que la había revelado, pero no lo recordaba y aunque hiciera esfuerzos por recordarlo, lo unico que estaba gravado, en su mente a la perfección, era su imagen ante ella.
—Vaya..., mamá hubiera estado orgullosa.— Murmuró sonriendo Leonidas, sabiendo que si se había manifestado ante Astrid, tal vez pudiera estar relacionado con Hope o con los problemas que Esther estaba trayendo consigo. —Siempre fuiste la más sensible a la magia, y la primera que empezó a tener un vínculo con aquel animal sagrado.— Recordó esperando que en un futuro inmediato Astrid recordará de que trataba aquella conversación que ella y el ciervo habían compartido, porque por muy insignificante que pudiera ser no lo era. No si tenía relación con él.
—Madre dijo que de dibujarle pasaría a verlo, han pasado mil años hasta que sucedió, ¿porque ha esperado tanto? ¿A que espera?— Quiso saber Astrid con frustración mostrando que tenía demasiadas preguntas que parecían no tener respuesta, o tal vez sí las tenían pero ella no recordaba su respuesta.
—Eso, hermana, puedes preguntárselo la próxima vez que lo veas. Porque estoy seguro de que habrá una próxima vez.— Afirmó Leonidas con seguridad en sus palabras, porque sí Astrid le había visto, era indicio de que le iba a ver muchas más veces, y eso le hacía preguntarse ¿que era lo que la quería revelar?
