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—¿Qué estás haciendo?— Preguntó Taylor al ver que Astrid había dibujado runas vikingas en el suelo, valiéndose de la grasa y de un trapo viejo.
—Me preparo para lo peor.— Respondió Astrid mientras miraba los símbolos y se mantenía arrodillada ante ellos, mirándolos fijamente.
—¿Y estás rezando?— Preguntó la morena sorprendida de que su hermana estuviera tan desesperada como para recurrir a unos dioses que nunca había creído.
—No.— Negó mientras reía ante lo que su hermana había insinuado, en lo único que había creído podía considerarlo una farsa. —Mi padre me enseño que todo guerrero antes de la batalla se prepara para la guerra, le pide a sus ancestros protección en la batalla para así volver a casa con los suyos.— Explicó Astrid sabiendo que la batalla o la guerra o el enfrentamiento estaba por venir, y por ello quería asegurarse de que por lo menos honraba a los suyos para tener más fuerza y poder del que ya tenía, solo quería esa fuerza y ese poder para protegerse y proteger a Hope de Dahlia, si después de ello debía de renegar a lo que se la había concedido lo haría sin poner queja alguna, ella nunca quiso volver a ser bruja, aunque aquello ahora fuera su única solución.
—Sabes que van a venir, ¿no?— Asumió Taylor mientras se sentaba a su lado, sabiendo que si su hermana estaba haciendo aquello era por que iba a pasar algo, la pregunta era ¿cuando? Porque era evidente que el tiempo que les quedaba era demasiado escaso.
—Por eso cogerás a la niña y te irás lo más lejos que puedas. En San Francisco tengo amigos, ya saben que irá mi hermana.— La explicó Astrid haciendo que Taylor se diera cuenta de que ella se iba a quedar para hacer frente a Dahlia y, tal vez, incluso a Klaus. Y todo para ganar tiempo para su hija.
—Astrid esto...— Empezó a decir su hermana estando en contra de lo que Astrid la estaba pidiendo, sobretodo por que hacer frente a Dahlia era, posiblemente, una sentencia de muerte y se negaba a permitir que su hermana muriera a manos de aquella bruja, menos aún podía permitir que ella tuviera que irse sabiendo el destino que les deparará a todos.
—Se que por mis venas no corre sangre vikinga, pero sí la sangre de un media luna y no voy a dejar a mi manada de lado. Luchare junto a ellos contra todo aquel que amenazca la vida de mi familia, de mi manada y la de mi hija.— Sentenció la Original mostrando que no iba a huir, estaban cansada de ello. Por eso iba a hacer frente a todos, aunque eso fuera renegar de aquello a lo que tanto quería y por lo que había mantenido la promesa de nunca volver a apagar su humanidad. —Cuando Eliana murió no sólo apagué mi humanidad, sentía que el único cometido para el que había nacido no habian llegado a cumplirlo.— Explicó Astrid mientras mantenía su mirada en las ruinas vikingas que había escrito, recordando cuando su padre se las enseñó a ella y a sus hermanos. —Cuando os conocí a ti y a Hayley y supe que éramos familia..., lo único que pensé era que tenía una segunda oportunidad de demostrar que sí podía luchar por quienes quería, que podría ser digna de llamarme lobo. Por eso quiero protegeros.— Admitió mientras apartaba la mirada del suelo, para a continuación centrarla en su hermana, la cual la miraba con una sonrisa enternecida por qué su hermana la estaba contado aquello, ya que no era muy común que Astrid hablará de como se sentía, la mayoría de las veces acumulaba aquellos sentimientos hasta que tenía que matar a alguien, o los expresaba dibujando.
