Capítulo 5

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Hilo y aguja

Alistair camina hacia las puertas de Hexside, masticando, con una velocidad nerviosa, una tableta de raíz de mandrágora, para aliviar el malestar constante que siente. Pero entre la gente consigue reconocer los altos cuernos de su madre, hasta que la logra ver en mitad de la salida, una vez él alcanza el umbral de la puerta.

Alika Bulok es una alta mujer demonio escuálida, que lleva un vestido que cae hasta por debajo de las rodilla, con un chal de gaza por encima de los hombros. Su largo cabello rojizo ondea con el viento, con un corte y flequillo recto. Detrás de sus lentes le esperan unos ojos severos, con el ceño fruncido.

—Por fin sales, Alis. —le llama por un apodo que sólo usa cuando está enojada en público.

El chico avanza con el rostro cubierto por su frazada, encogiéndose de hombros ante las miradas de otros alumnos. No era común verlo destacar a él, mucho menos a su madre.

Se detiene cerca de ella, encorvado contra la postura recta de la mujer.

—Me estás avergonzando. —le susurra entre dientes.

—¡¿Te avergüenzas de tu propia madre?! —exclama Alika.

Ella dibuja un gran círculo por sobre sus cabezas, el cual baja hasta sus pies y sube de vuelta. Con un estruendo los dos son llevados en un haz de luz plateada, sobrevolando Huesosburgo. Los alumnos fueron dejados estupefactos, y los ciudadanos alzan la mirada ante aquel destello.

Llegan a la entrada del castillo en segundos, el cabello de la mujer es levantado por su propia magia, con los labios y entrecejo fruncidos en una exagerada expresión ofendida.

—Siempre quise avergonzarte en público. —admite mientras comienza a caminar hacia el interior del edificio.

El chico la observa incrédulo, todo su rostro rojo de la pena, y la boca abierta en una protesta que no puede formar.

—¡¿Es en serio?! —finalmente se queja.

—Oh vamos —reclama ella al detenerse y mirarle—, mi padre hizo lo mismo cuando comencé a salir con tu padre.

—¡¿Sigues el ejemplo del abuelo?!

—¡Por supuesto!

—¡ÉL COMÍA ARENA!

La mujer trata de pensar en algo con lo cual continuar, porque responder a ello no podía.

—Tu abuelo fue una persona muy peculiar —se excusa, retomando el andar—, lo entenderás cuando crezcas.

Alistair reclama con un gruñido enojado, arrastrando los pies mientras sigue a su madre. Por momentos piensa que es la única persona cuerda de todo su árbol genealógico.

Los dos caminan por los pasillos, el menor apreciando la impecable estructura y decoración del castillo; ninguna clase de imperfección, cada cosa bien compuesta en el producto final. Las ventanas dejan ver el atardecer de aquel día, a la lejanía algún demonio sobrevolando las pocas nubes.

En eso se fija en un grupo de soldados detenidos varios metros más adelante, cercanos a la entrada de las oficinas de investigación. Pero es una voz la cual le llama la atención, un tono aún joven.

“¡¿Hunter?!” Piensa sorprendido.

Se inclina para poder ver entre los guardias, encontrándose con una capa blanca y una máscara dorada.

“¡¿El Guardia Dorado?!”

Y la voz proviene de aquel joven prodigio.

“¡¿HUNTER ES EL GUARDIA DORADO?!”

De plumas doradas | Hunter x Male!OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora