Capítulo 1.3

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"Nueva piel en carne vieja"


Alistair extrañaba bastante el aroma de las Islas, el ambiente que es llevado por la brisa y parece pesado en comparación con los ligeros cielos humanos. Pero no puede sentirse bien, no puede al todavía estar tomando la mano de Hunter. El rubio se sostiene de él, sus dedos firmes y desesperados por mantener aquel simple contacto. No puede celebrar la vuelta a su mundo, siendo que los dos son incapaces de sufrir el luto de Flapjack ante la posibilidad de que Belos vuelva para terminar su trabajo.

Los demás no aparecen, aunque el portal sigue levantado con claridad en el umbral de una vieja muralla. El demonio no sabe si moverse, hasta que Hunter lo hace para respirar profundo y revisar cada rincón del sector. No puede quedarse quieto, necesita sentir que su vida tiene alguna clase de valor después de haber costado tanto.

Alistair no sabe si acercarse, no hizo nada por detener todo lo que sucedió, y disculparse por ello suena fuera de lugar. No se trata sobre sí mismo, es sobre Hunter. Su impotencia no se compara con la perdida.

Por lo que el demonio camina hasta el mayor, dudando si tocarle un hombro, decidiendo por hablar antes:

—Hunter. —llama por lo bajo.

—Ellos tienen que apresurarse. —comenta el rubio mientras observa la distancia entre los árboles cercanos.

Ninguno sabe cuánto les tomó llegar hasta las Islas, parecían estar a mediados de la tarde, extraño después de que dejaron el mundo humano en la noche.

Alistair puede reconocer la desesperación que Hunter muestra por mantenerse ocupado, no pensar y hacer algo con toda esa sensación de no poder hacer nada. Perdió a su mejor amigo y compañero, aquella criatura que le dio una verdadera oportunidad de ser libre.

El demonio tampoco sabe cómo lidiar con aquello, le debe mucho a aquel taliamigo.

—Hunter, ¿quieres hablar? —pregunta Alistair de todos modos.

—No, ¿no ves que seguimos en peligro? —responde Hunter con la voz alzada, aunque su mirada parece tan cansada al mirar al demonio por encima de su hombro.

Esa respuesta le hace sentir miserable, pero sabe mejor que responderle del mismo modo.

—¿Cómo puedo ayudarte ahora? —insiste Alistair.

—Vigilar, tenemos que estar seguros de que los demás llegarán sin peligros cerca.

Hunter no parece dejar de observar cada rincón que puede encontrar, constantemente caminando y moviendo ramas para poder ver. Intenta buscar rastros de aquel monstruo, pero no sabe si quiere saber de nuevo sobre Belos. Siente que debe hacer algo, pero la idea le aterra y deseaba que ese último acto de oposición en el mundo humano hubiese bastado para deshacerse de aquella bestia.

Alistair lo ve preocupado, y esa preocupación tiene su cuerpo tenso del cuello hasta las piernas, tomando un gran esfuerzo para poder moverse un poco y hablar una vez más:

—Muy bien, estaré por este otro lado, cualquier cosa me llamas. —dice Alistair, apuntando en la dirección opuesta de Hunter.

Ninguno se queda tranquilo con el tiempo que les está tomando a los otros para llegar a las Islas. Fue cruzar por un portal, ¿cuánto tiempo puede tomar esa clase de viaje?

Alistair mira cada tanto al mayor, notando la forma en que sus manos se mueven por instinto para alcanzar un bastón en su agarre, pero frustrándose cada que no funciona. Eso era un peligro, le cuesta saber dónde están, pero no cree que sea lejos de Huesosburgo y, aún así, los demonios salvajes pueden ser un riesgo. No quiere acercarse y entregarle un arma, eso podría hacerle sentir peor en su imposibilidad por defenderse.

De plumas doradas | Hunter x Male!OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora