Capítulo 4.2

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"Un día más"


-¿Vas a dejarlo crecer? -le pregunta Willow.

Hunter se mantiene recostado en el suelo, con la cabeza en el regazo de la bruja. El paso del tiempo se nota con facilidad en el peinado del mayor, ahora con un par de centímetros de longitud.

-Quiero ver cómo quedaría, mejor que verme igual. -admite con la mirada perdida en el muro.

Los dos descansan en la sala, esperando a que el resto llegase de hacer unas compras y encargos. Hunter prefirió quedarse, sintiéndose algo sobrepasado por otro mal día, así que Willow decidió hacerle compañía, con consentimiento.

-¿Algún libro nuevo? -pregunta ella.

-Un poco de historia de Gravesfield -no quiere decir mucho más-. Al igual que Luz, es interesante.

-Sí, ahora puedo entenderla mejor, estar aquí es extraño y, a veces, asombroso.

Los animales, las personas y la cultura resultaba muy diferente, incluso para el joven soldado, creciendo lejos de la vida habitual de un brujo y, para su desgracia, bajo la influencia de un humano despreciable. Está seguro que Belos ignora muchas cosas de su mundo nativo, como la bocina de los autos.

-Aunque también vergonzoso. -comenta al recordar esa situación.

-Descuida, con Amity rompimos un reloj.

-Y yo casi uso magia para escapar del auto.

Los dos ríen por lo bajo al recordar, aunque en el momento de verdad se habían asustado.

-Menos mal estaba Luz con nosotros. -admite Willow.

Ambos suspiran al recordar el rostro que la humana mantiene con el paso del tiempo, el brillo en su mirada es imposible de encontrar. Cada que Luz les mira, ella recuerda que, según sus propias palabras, es la responsable de que estuviesen atrapados lejos de su mundo. Les cuesta creerlo, ya que pueden marcar sus vidas en un antes y después de su llegada.

-De verdad que ella lo cambió todo. -señala Hunter.

-Gracias a ella descubrí lo cómodo que es ser yo misma.

-Puedo decir lo mismo, seguiría al lado de... Belos -le cuesta decir ese nombre, conociendo el verdadero-, si no fuese por su insistencia en ser buena con los demás.

Todos en esa casa están preocupados por varias cosas al mismo tiempo, se hace difícil el buscar soluciones para algo, porque no tienen forma de encontrar un inicio para ello. Los libros humanos tienen conocimiento muy limitado, apenas menciones de leyendas mal transmitidas sobre los hermanos Wittebane.

Hunter se recompone, sentado erguido para que Willow de recueste y apoye la cabeza en su regazo. Llevan así cerca de una hora, usualmente se les une Gus, pero él se mantiene distraído con cada salida que hacen Camila y Luz.

-¿Cómo volveremos? -se le escapa a Willow.

-Luz sabe cómo construir la puerta, nos queda intentar, incluso si... faltan cosas. Tenemos que tratar.

-Lo conseguiremos, eventualmente -asegura la bruja-. No importa cuánto nos tome.

-Tendrás razón... -dice Hunter, inseguro.

-Siempre la tengo.

-Por supuesto, capitana. -responde con una risa débil.

-Ojalá los demás estén bien.

Los dos intercambian una mirada, dándose cuenta de que, a ese ritmo, terminarán aún más decaídos e incapaces de funcionar de forma correcta. Así que se levantan del sillón, al mismo tiempo, y retoman sus actividades juntos.

Primero trabajan en el jardín, con las manos y dejando la magia de lado, al estilo humano. Con sombreros para cubrirse del sol y guantes puestos, los dos se pasan la mañana arrancando malezas, regando las plantas y revisando el estado de la tierra. En todo momento, Willow se encarga de explicar las cosas en detalle, mientras Hunter escucha con atención.

Después continúan estudiando en el salón, escuchando la televisión de fondo. Willow revisa distintos libros que Camila le trajo de la biblioteca, desde jardinería hasta herbolaria, la bruja planifica el futuro del jardín y sus propias plantas traídas de las Islas, ocultas en el bosque. En otro lado, tumbado en el suelo, Hunter revisa la historia de la ciudad y el condado, tratando de buscar alguna pista sobre los Wittebane.

Un aullido proviene del televisor, y ambos levantan la mirada, pero Hunter se queda maravillado ante la imagen. Un majestuoso lobo que es documentado por las cámaras, ignorante de la presencia que registra su imponente postura entre los árboles. Su pelaje lustroso y ojos fieros, su cola se mantiene inmóvil, mientras sus patas se tensan antes de que abra carrera hacia el interior del bosque. Se mueve con libertad y seguridad, hasta reencontrarse con un grupo de los suyos. Hay algo en su mirada, su forma de moverse y observar los demás lobos, que captan la atención de Hunter al instante, sus ojos bien abiertos para apreciar todo lo posible.

Por la corta mirada que intercambian, Willow ya sabe qué clase de libros serán los que Hunter no se atreverá a pedirle a Camila.

Por su parte, él no puede esperar a que Luz llegue, para que pueda ayudarle a descubrir más acerca de esos "lobos".

De plumas doradas | Hunter x Male!OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora