Capítulo 3.2

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Querer ayudar


Todos los jóvenes ayudaban en la casa, eso era una realidad. Willow estudiaba el jardín y se encargaba de mantenerlo sano, incluso agregando algunas semillas que ella llevaba consigo, claro, con la condición de mantenerlas contenidas; la bruja sabe bien que podrían volverse especies invasivas, pero necesita un poco de normalidad para los nervios. Luz debía ponerse al día con Vee, repasando las cosas que han pasado alrededor y teniendo que planear la forma de integrarse de nuevo a su mundo nativo. Gus consume la mayor cantidad de información que puede, investigando todo y estudiando cada cosa que sucede alrededor de la casa, a veces olvidándose de comer o dormir.

Claro, ellos no se comparan a Hunter y Amity. Los dos habían estado pegados a ambos costados de Camila, ayudando con cada cosa que ella empezaba a hacer. Ya fuese con las comidas, las limpiezas de la casa, las compras o, incluso, cuidando de los otros jóvenes. Además de seguir estudiando.

Y los conocemos, ambos comenzaron a hacerlo una competencia. Corriendo por la casa cada que escuchaban a los demás hacer algo. Ninguno había hablado, pero no hacía falta para intercambiar miradas desafiantes.

Pero ambos llegaron al mismo tiempo, luego de escuchar a la mujer correr de un lado al otro del primer piso. Se asoman por la escalera, pegándole codazos al contrario para ganarse el mejor punto para observar la situación.

-¡¿Necesita ayuda?! -pregunta Amity.

La humana se detiene junto a la puerta, aún revisando los bolsillos de su chaqueta.

-Voy a la veterinaria por una emergencia -explica con prisa, tratando de ordenar las cosas que faltan por hacer-, ¿podrías hacer el almuerzo?

-¡Claro! -Hunter se asoma, apoyándose contra Amity.

-¡Oye, me lo decía a mí! -la bruja lo aleja con el brazo.

-¡Los dos pueden hacerlo! -señala Camila, con una sonrisa nerviosa ante la situación-. Muy bien, niños, cuídense mucho y tengan cuidado con el fuego, ¡los quiero!

No hay mucho tiempo entre el cerrar de la puerta y el encendido del motor del vehículo. En segundos, Camila ya se encuentra de camino hacia su trabajo, dejando a los dos adolescentes en la misma posición.

Se miran de reojo, frunciendo el ceño ante la idea de compartir el crédito. Claro, así es en un inicio, pero la expresión de los dos se ablanda a los segundos; han pasado por tanto, que se hace raro el hacer las cosas de un modo distinto. Son similares, más de lo que les gustaría admitir.

Bajan hasta la cocina y se quedan quietos en silencio; Hunter apoyando las manos al borde del lavaplatos, mirando por la ventana; Amity de espaldas contra la encimera, cruzando los brazos.

Es raro ser alguien que se esfuerza tanto, rodeado por talentos innatos que lo hacen parecer tan fácil.

-¿Qué haremos? -pregunta ella.

-Estaba pensando en empanadas -admite Hunter, mirándole por encima del hombro-, me daba vergüenza pedirle a Camila que las haga de nuevo.

-Fueron deliciosas, ¿tenemos todo para hacerlas?

Revisan por toda la cocina. Por suerte, son pocas las cosas que les faltan. Así que sacan un poco de dinero de un gran frasco que Camila deja guardado en caso de gastos sorpresa. Luego se preparan para salir, buscando en un armario por algo con lo cual cubrirse las orejas.

-Recuerdo haberlo dejado por aquí... -Amity se congela al sentir algo tocar sus dedos entre la pila de ropa-... ¡AH!

Ella cae de espaldas contra la pared, Hunter mirando con los ojos a abiertos a un lado suyo. No es la gran cosa, una polilla trata de alzar el vuelo desde la penumbra, pero pronto cae al suelo con un ala rota.

De plumas doradas | Hunter x Male!OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora