10 [Entrenamiento]

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Los tres Genin estaban emocionados por la idea de entrenar. Ya iba siendo momento de crecer realmente como ninjas.

—¡Para mí suena bien! —exclamó Naruto sin ocultar su emoción, cuando de repente una nueva voz infantil invadió la habitación.

—Eso es tonto.

Estas palabras hicieron que todos los presentes en la sala voltearan a ver la puerta, donde estaba parado un pequeño niño. Este traía puesto un sombrero blanco con líneas azules en él, tenía los ojos y el cabello negros, y vestía un overol; debajo de este, una camiseta blanca.

—¿Y tú quién eres? —preguntó Naruto con incredulidad.

—¡Inari, estás bien! ¡Ven aquí! —exclamó Tazuna con alegría.

—Inari, saluda a estas personas; ellos salvaron a tu abuelo —dijo Tsunami a su hijo.

—¿Para qué? Ellos van a morir de todas formas —contestó cortante el niño.

—¿¡Qué dijiste!? ¡Ya verás, niño! —exclamó Naruto molesto ante el comentario.

Hinata, con suma suavidad, colocó su mano en el hombro de Naruto, y este se detuvo para devolverle la mirada.

—E-es solo un niño, Naruto... —dijo ella tratando de calmar la situación.

Naruto reflexionó un momento sobre esto y decidió quedarse en silencio, regresando a su posición anterior, aunque el comentario le había molestado.

—No tienen posibilidades contra Gatō, es muy poderoso para ustedes —dijo el chico, despreciando a los ninjas.

—Inari, ¿verdad? Solo te diré algo, ¡no conozco a ese tal Gatō, pero sé que no se compara conmigo! ¡Yo soy un superhéroe! Algún día seré el mejor ninja y seré Hokage —declaró Naruto con una gran sonrisa.

—¿Qué te crees, idiota? Los héroes no existen —respondió de forma cortante.

Naruto se enojó; sin embargo, se calló, recordando lo que dijo Hinata. Discutir con un niño no sonaba muy razonable en retrospectiva...

—Bien, ya lo verás —declaró el Jinchuriki con una sonrisa... Si las palabras no valían, entonces lo harían los hechos.

—Si no quieren morir, deberían irse —finalizó Inari antes de marcharse.

—¿A dónde vas, Inari? —preguntó Tazuna desconcertado.

—A ver el océano desde mi habitación —respondió él, subiendo las escaleras.

—Lo siento —dijo Tazuna a los ninjas.

—¡Ya verá ese niño! —declaró Naruto con su sonrisa determinada.

Sin más, Hinata se puso de pie, en silencio, y caminó tímidamente hacia la puerta. Salió de la casa, y todos los demás se quedaron en silencio.

—Necesito aire fresco —dijo Naruto antes de imitar a su compañera. Al salir, logró ver a Hinata frente a la casa, con su Byakugan activado, mirando en dirección al segundo piso.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Naruto.

—¡Eh!... Yo... emmm...

—¿Qué es lo que miras?

—Él está sufriendo... Aunque no lo demostró antes, parece ser que él, a fin de cuentas, también es una víctima de las circunstancias —respondió la Hyuga, con la mirada aún sobre el segundo piso.

—¿Qué? ¿Quién? —preguntó Naruto, para luego pensar—. No tartamudeó...

—Inari, él está llorando ahora mismo. Debe estar sufriendo —explicó Hinata mientras desactivaba el Byakugan.

Equipo SenninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora