2 [La academia ninja]

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Un año después...

Desgraciadamente, Naruto y Hinata no habían podido encontrarse nuevamente en mucho tiempo debido a las circunstancias de cada uno.

Por el lado de Naruto, se había metido en líos día tras día, haciendo bromas; otros días simplemente se quedaba encerrado en su casa o iba a Ichiraku. De vez en cuando visitaba aquel parque, pero como era costumbre, solo podía quedarse en silencio en aquel solitario columpio.

Por el lado de Hinata, estaba su rutina de entrenamiento. Su padre la hacía entrenar arduamente el taijutsu de la familia Hyuga y a controlar su Byakugan, sobre todo en los últimos seis meses, ya que pronto entraría a la academia ninja. De vez en cuando salía a hacer algo, y cuando tenía la oportunidad, visitaba junto a uno de sus guardaespaldas el parque.

Desafortunadamente, aunque tenían la leve esperanza de al menos ver al otro, nunca llegaron a coincidir.

Para Naruto, llegó un punto donde simplemente dejó de ir, pues nunca había nadie con quien pudiera convivir, y su esperanza de ver a aquella niña que lo había tratado tan bien era prácticamente nula.

Tras estos meses, finalmente llegamos al inicio del siguiente año, donde la siguiente generación de shinobis empezaría a entrenar para convertirse en genins.

Una gran cantidad de jóvenes de seis años se acercaron al instituto, ubicado en la zona central de Konohagakure.

Muchos de ellos estaban llegando junto a sus padres y siendo dejados en aquel lugar, mientras que Naruto desde temprano había estado esperando pacientemente en la portada.

Naruto se quedó en silencio al ver aquello, ya que era de aquellos que venían completamente solos, pero lo que más lo ponía nervioso era ver cómo muchos adultos lo miraban de reojo, luego le susurraban cosas a sus hijos y se iban.

Luego de al menos media hora de espera, finalmente, un ninja con cabello blanco abrió la portería y dio una señal para que todos pasaran al patio.

-¡QUÉ BIEN! ¿¡Esta es la academia ninja!? - exclamó Naruto desde el patio, emocionado. Podía ver una instalación enorme; había un edificio muy grande, parecía un templo gigante, con patios y zonas amplias.

El Jinchuriki se había percatado de cómo había decenas de niños en aquel lugar. Al menos había más de 300, todos ellos con el mismo objetivo que él: ser un shinobi.

Los padres se hicieron en otra parte del patio, dejando que los niños se quedaran en la otra.

El rubio estaba ansioso por este nuevo lugar, donde podría empezar de cero con los demás... o eso creía.

-¡Hola! Mucho gusto, mi nombre es... - trató de decir el chico acercándose a un grupo, intentando ser amigable.

Pero como ya era costumbre, aquellos niños al verlo tan cerca empezaron a tomar distancia.

-Él es el niño del que mamá me advirtió... No te acerques a él...

-¡Cuidado amigo! ¿Acaso no sabes que estar cerca de ese chico es de mal augurio?

-Mi mamá dijo que era un delincuente... Que me podía robar mi almuerzo...

-¡Mi mamá dijo lo mismo!

-Mi papá dijo que tuviera cuidado y que evitara hablarle o me pasarían cosas malas.

Esas eran algunas de las cosas que Naruto podía oír. Muchos de estos comentarios solo le hicieron apretar el puño; luego tomó aire preparándose para decir algo...

-¡JAJAJA! ¡OIGAN! ¿SABEN ALGO? ¡Todos ustedes están ante el futuro Hokage! ¡Seré el mejor ninja de esta academia! - exclamó el rubio a todo pulmón, a lo que la mitad de los chicos en el lugar solo se voltearon a mirarlo.

Equipo SenninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora