Ciudad de Attos, reino de Eskambur - Grant Palace
Las dos semanas que sucedieron a la gran presentación de la nueva reina de Eskambur, fueron bastante tranquilas, pues Lucien se ocupó de actividades sencillas, como el papeleo, los impuestos a los señores feudales, las reuniones con sus consejeros y algunas visitas a los poblados cercarnos a Attos, mientras Maylea pasaba horas encerrada en su habitación, asistiendo a fiestas de té en el jardín o a cualquier otro evento que no implicara encontrarse con su querido esposo.
Aquello había ayudado a preservar la paz entre ambos jóvenes, y dado que Grant Palace era lo suficientemente enorme como para que no tuvieran que cruzarse jamas, ni siquiera desayunaban o almorzaban juntos. Justo como el rey Victor le había prometido a su hijo, él y Maylea no tenían que ser mas que un par de desconocidos.
—¡Gracias por venir! —Exclamó Maylea con emoción al tiempo que rodeaba a su tía con los brazos.
—Oh cariño, no tienes que dar las gracias —Contestó Lady Galea antes de darle un beso en la frente —. Me encontraba ansiosa por saber cómo estabas, ya que tus cartas no eran muy ilustrativas —Le recriminó, paseando los ojos al rededor del salón.
Una habitación grandísima, con suelos de mármol y paredes blancas con figuras doradas, de las que colgaban algunos espejos y pinturas. Con un hermoso juego de muebles en el centro, una alfombra que combinaba a la perfección y un llamativo piano negro.
—Majestad el té —Las interrumpió Lord Stanfield ingresando a la habitación seguido por un par de sirvientas.
Las cuales situaron dos bandejas sobre la pequeña mesa ovalada que acompañaba los muebles.
—Muchas gracias, Gregory —Sonrió Maylea, que en ausencia de Lucien había logrado afianzar su relación con el viejo regordete.
—Para servirle siempre —Se inclinó él a modo de despedida.
—Es usted el hombre de confianza del rey ¿verdad? —No dudo en interrogarlo antes de que pudiera marcharse, Lady Galea.
—Así es, mi Lady —Asintió él.
—Ya veo, ¿Y dónde se encuentra su majestad? Esperaba que tuviera la cortesía de venir a saludarme —Dijo la morena alternando la mirada entre su sobrina y el viejo.
—Oh, le ruego disculpe a nuestro joven rey, esta tarde ha marchado al campo en compañía de Sir Iliam Bulloch, pues me temo que él no sabia de su visita.
—¿No lo sabia? —Se extrañó la elegante mujer, clavando los ojos en esa ocasion solo sobre Maylea —. Puede retirarse Lord Stanfield, muchas gracias —Agregó sin mirarlo.
Maylea vio al hombre y al par de sirvientas abandonar la habitación y corrió a tomar un par de tazas de té, con la esperanza de que la caléndula la ayudara a lidiar con el interrogatorio que le haría su tía.
—Comienza a hablar —Le dijo Lady Galea mientras caminaba al rededor de la habitación —. ¿Cómo vas con Lucien?
—No creo que sea posible que nos llevemos peor —Confesó la joven caminando hasta ella para darle una de las tazas.
—¿No te has comportado bien? —Preguntó recibiéndola.
—¿Acaso no existe la posibilidad de que sea él quien se comporta mal? —Gruñó la morena rodando los ojos.
—Los hombres no son tan difíciles de controlar, querida —Dijo la mujer sujetándola del mentón con delicadeza —. Antes de la boda es la peor parte, porque no es apropiado tocarse o besarse, pero después, todo el poder es nuestro —Sonrió con picardía.
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OSBORNE: El destino de una dinastía
Ficción históricaMaylea parte de casa con dos objetivos en mente, el primero conquistar a un hombre noble y el segundo salvar a su familia de la desgracia, mas pronto descubre que su camino al altar estará lleno de obstáculos y trampas; que la capital es un lugar ho...