VEINTITRES

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CARLA P.O.V

Ver a Samuel destrozado era la puta pesadilla, tenía ojos llenos de lágrimas, mirándome con mucho odio. Deseaba volver a ver esa sonrisa en su rostro, la sonrisa que demostraba que me amaba, que podría confiar en él y sentirme segura para toda la vida.

-Samuel...

Él negaba con cabeza, me miraba con desprecio.

-Samuel, por favor...

-Te odio.

-Pero, yo te amo.

Por poco creía en mis palabras, pero da vuelta.

No podía perderlo, no soportaría estar sin él.

-Samuel, mírame.

-Cállate, si sigo escuchándolo voy a terminar creyéndote.

Odiaba a mí misma por no ser sincera con él desde el principio, ese es mi único error.

- ¿De verdad no confías en mí? – cuestione

Si había algo mucho peor que mentirle, era el hecho que él desconfiaba de mis sentimientos.

- ¿Samuel?

-Ya no quiero escucharte, no puedo ni verte.

Lo abracé por detrás, él no quería dar la vuelta, rodea mis manos sobre su cintura dejando mi cabeza caer sobre su espalda.

Pude oír su corazón, latir fuertemente, pero no por amor sino por odio hacia mí.

-Puedes seguir tratando alejarme, pero yo siempre voy a seguir aquí.

-No sigas, te lo ruego...

No quería alejarme de él, pero de pronto él da vuelta mirándome con mismo desprecio.

-Cada palabra que sale de tu boca es como un puto veneno – dice mientras una que otra lágrima cae sobre su rostro

Esto quema y duele, no creo poder recuperarme de este dolor nunca.

-Menos mal que no voy a seguir formando parte de tus juegos.

-Vas a cometer un gran error si antes no me escuchas, Samuel.

-Ya cometí muchos errores, creí que tú puedes cambiar, pero sigues siendo manipulativa y fría por dentro.

Me duele oírlo hablar así, pero entiendo que está herido.

-Me voy – decía

-No te vayas, por favor.

-Puedes hacer lo que quieras con tu vida, tienes el camino libre.

Samuel camina hacia las puertas, yo le estaba siguiendo tratando a detenerlo, tratando tomarle por la mano, pero él no me hace él case, responde de manera brusca a cada caricia de mi parte.

Me empuja de su lado y sale por las puertas, yo empiece llorar fuertemente, me dolía el corazón y alma.

Lo perdí.

Quería hacer algo para que este dolor desaparezca, quería despertar de esta pesadilla, pero no era pesadilla, era la puta realidad.

Vi esa cena que preparé con mucho cariño y en un solo segundo tenía que hacer algo para olvidarme de lo que acaba de pasar.

Me acerque a esa mesa y de repente empiece quitar los platos y la comida, tirándolo todo al suelo, sin embargo, termine cayendo en el suelo en las rodillas, aun llorando del dolor que estaba ocupando mi corazón.

SAMUEL P.O.V

Soy imbécil, el imbécil más grande del planeta, se estaba riendo de mí, no solamente ella, sino mi hermano también.

Todos mienten, todos.

Quería largarme de este puto país y volver a Londres.

Pero antes de hacer eso tenía que hablar con mi padre, no soportaba la idea de tener que seguir viviendo con Carla.

- ¿Hiciste qué? – decía el molesto

- ¿Qué otra cosa iba a hacer? ¿Te crees que iba a seguir viviendo bajo el mismo techo que ella después de lo que paso?

-Joder, Samuel... el negocio es el negocio, déjate de tonterías.

¿Negocio?

- ¿Tonterías?

-Yo ya te expliqué que no puedes confiar en una mujer, tarde o temprano va a terminar engañándote.

-No me engaño, me acaba de matar por dentro, ¿entiendes?

-Olvídate de eso y vuelve a tu casa.

-Eres increíble, ni siquiera te importa cómo me estoy sintiendo.

-Lo que yo quiero es que seas como yo, que dejas de pensar con tu corazón, empieza usar tu cabeza.

-Claro, es que de todos modos mi corazón no sirve de nada, si llega a romperse una vez más me voy a morir, ¿no? Digo, es lo que le paso a mi tío, murió de ataque de corazón, ¿no?

Mi papá se pone frustrado, creo que siempre le molestaba el hecho que tenía mejor relación con tío que con él, al menos hasta su muerte.

-No te pones sentimental, vas a tener que volver a tu casa, te guste o no.

Christian entra en el estudio de mi padre, sonreía como un imbécil.

-Hola, hermanito... sabía que ibas a venir aquí para matar tus penas.

-No, fíjate que estoy pensando en volver a Londres.

-Perfecto – susurra

¿Qué clase de hermano es?

-Así puedes estar con Carla, ¿no? – dije

-Tienes toda la razón, yo siempre supe que al fin voy a estar con ella, somos iguales.

-Claro, te felicito – dije con falsa sonrisa

-No le guardas el rencor, ella no tiene la culpa de que tú nunca querías aceptar que ella es así, nunca querías ver que es manipulativa y fría, siempre quisiste cambiarla.

Joder.

Es un puto imbécil, no tiene ni puta idea de nada.

-Carla es una femme fatale, ¿sabes? No se puede confiar en ella, sabe muy bien como hipnotizarte y seducir. Yo lo sabía, siempre fue evidente que iba a hacer lo mismo contigo... quería jugar y lo había logrado.

Apriete las manos, no quería que esto se convierta en una pelea de sangre entre hermanos.

-Déjalo, Christian – decía mi papá

-Yo solamente estoy diciendo la verdad.

-Sí, y yo me piro a Londres – dije de repente

-No, no te vas a ningún lado, no vas a hacer ningún escándalo. Vas a volver a tu casa y seguir con ella por tres meses más, luego haz lo que quieras hacer.

Joder.

Me acaba de arruinar todos los planes, coño... quería largarme de aquí, no puedo soportar dormir en misma casa con ella.

Wash over - CARMUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora