VEINTISEIS

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CARLA P.O.V

Juzgando por actitud de Samuel, no le está gustando esto para nada, está furioso y ni lo esconde.

Quedábamos solos en su oficina y ya no soportaba su mirada de desprecio.

-Ya para, te pedí perdón mil de veces – dije

-No puedo creer que lograste convencer a mi papá que haga esto, ahora tenemos que seguir trabajando juntos toda la vida – se queja

-Ya basta, Samuel... te pedí perdón, no puedo hacer nada más.

Él da vuelta, cruzándola los brazos.

-No fue idea mía, me duele que ahora te comportas como si ni siquiera me conoces.

Oí su risa cínica y fijé mi mirada hacia él.

-Yo no te conozco, en eso tienes razón, soy un imbécil de quien te estabas riendo.

De verdad se merece una gran cachetada.

-Es una pena oírte hablar así, nunca te vas a dar cuenta cuanto te amo.

Me levanté caminando hacia él, creo que él sentía que estaba detrás de él y muy cerca.

-Samuel...

-Es inútil, puedes seguir diciéndolo todo, pero no te creo nada.

- ¿O no quieres confesar que realmente me extrañas? – dije al poner la mano sobre su espalda

-No sigas...

- ¿De qué tienes miedo? ¿De qué te haga daño?

-Tú ya me hiciste suficiente daño, hagas lo que hagas voy a seguir odiándote.

-Tú a mí no me odias, Samuel – susurro en su oído

- A, ¿no?

-No, pero aún no eres capaz de ver las cosas como son, prefieres fingir que me odias.

Él da vuelta enfrentándome.

-Me voy a morir de risa, Carla... que ahora también te convenciste de que te haya perdonado.

Pongo la mano sobre su mejilla acariciándole.

-Tu mente dice una cosa y el corazón otra.

SAMUEL P.O.V

Joder.

No soporto tenerla de cerca, mucho menos cuando se comporta de esa manera.

-Deja de hacer esto – dije estrictamente

- ¿Hacer qué? ¿Hablar contigo?

Para ella todo esto es diversión, como de costumbre.

-No estás hablando, estás siendo tú y esto no me gusta para nada.

- ¿Tienes miedo?

-Para serte sincero, sí, me da miedo tu cercanía, tu toque, tu boca cada vez que la abres para decir algo. ¿Sabes por qué?

- ¿Por qué?

-Porque para ti todo es juego, estás mintiendo y seduciendo, como siempre.

-Tú también estás mintiendo cuando dices que me odias.

Rodea las manos sobre mi cuello, estaba muy cerca de ti.

-Te mueres por besarme, ¿verdad? – susurra en mi oído

Cierre los ojos, la quería lejos de mí.

-Dime que me extrañas tanto como yo a ti.

-No...

Abrí los ojos, soy más fuerte y no pienso dejar que me haga volver caer ante sus encantos.

-Ay, este comportamiento duro solamente me pone mucho más – susurra con una sonrisa sensual

-Para con esto, te lo ruego.

- ¿Quieres comprobar cómo me pones? – decía con voz profunda

La miraba en los ojos, no podía creer que era capaz de algo así en estos momentos, no tenía remedio.

-Solamente tienes que decir que si y soy toda tuya – decía al acariciar mi labio

Pero no pienso caer como tonto, no soy imbécil.

Wash over - CARMUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora