42. Kate Bishop.

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Natasha.

Abrí la puerta con la llave que había bajo el tapete. Wanda ha dicho que no debía, ya que ya no vivo aquí, pero ella no sabe nada, además es mi casa y además ella no me habla por estar pendiente del móvil.

Que no tengo ganas de esperarla si va a estar ignorándome por su móvil.

—¿Mamá?—Llamé mientras oía unos ruidos en la cocina.

—Dame un momento, Kate.—Oí a mamá y la vi aparecer frente a mí—¡Cariño!—Dijo feliz de verme. Se acercó hasta mí abrazándome. Pude corresponder a ese abrazo, Tony ha dicho que estaría a salvo con su traje. Es verdad. Me siento a salvo.

—Hola, madre.—Dije antes de alejarme.

—¿Ésta chica tan guapa es mi Natasha?—Preguntó y asentí observando el traje. Que me veo muy bien en la ropa de Tony. —¿Es nuevo, cariño?

—Es de un amigo.—Contesté.

Wanda entró tras de mí cerrando la puerta y dejando su móvil en su bolsillo trasero.

Uh, nuevamente con el móvil, ya casi no hablamos por eso, siempre es su móvil, no me molesta, es sólo que cuando dijo que me daría espacio para desarrollarme sola, no creí que hablaba de comenzar a ignorarme incluso cuando vamos a comer.

Uh, Wanda actúa extraño desde que no tuvimos aquella cita, yo realmente la he dejado estar con respecto a eso. ¡Que ya le he dicho que me he divertido con Tony! Y la señora Linda me ha dicho que debo hablar más de sus sentimientos, pero Wanda se ve bien y cada vez que le pregunto sobre eso, ella dice que está bien. Val dice que cuando una chica dice que está bien... ¡Nada realmente está bien! Y Carol ha dicho que ese comentario es sexista. Oh, sí, he conocido a Carol, es alta, rubia, musculosa y tiene el cabello corto. Cool.

—¡Wanda, cielo!—Saludó mamá abrazándola con fuerza. Me quité los zapatos y me puse unas pantuflas de cocodrilo que tenía aún en la entrada de casa. Mamá no las ha movido.

Comencé a subir las escaleras y Wanda me detuvo con un regaño.

—Natasha.—Me llamó y me giré extrañada.

—Tranquila, cariño. Ve.—Dijo mamá.—Es tu casa. Wanda, cariño, voy a presentarte a Kate.

Comenzaron a caminar en dirección a la cocina y recibí un mensaje. Decidí ignorarlo, no tengo una adicción a mi móvil como Wanda. ¡Ya ni siquiera me deja jugar jueguitos en su móvil! Siempre lo está utilizando.

Uh. Subí las escaleras y me detuve delante de la habitación de Yelena.

—Hola, rata.—Saludé sentándome fuera de su habitación. —Ya sé que no te gustaba que entre a tu habitación sin tocar, así que... ¿Me dejas entrar?—Pregunté. —Responde en cinco segundos, por favor y gracias.

Cerré los ojos y me quedé esperando una respuesta, sin embargo no pasó nada. Uh, creo que la mensajería del cielo está en renovación y todo eso.

—Bien. Vendré más tarde.

Me levanté y vi a alguien subiendo las escaleras. Una cabellera negra apareció delante mío.

—Hey, hola. Soy Kate.—Dijo estirando su mano. La miré con recelo.—Oh, ya, lo he recordado.—Dijo suavemente. —¿Me permitirías pasar? He venido por una sudadera de Yelena, Melina me ha dicho que puedo llevarme alguna.

Trató de abrir la puerta y la detuve.

—No podemos entrar.—Contesté rápidamente. —No le gusta que la gente toque sus cosas, y tu eres una gente.—Dije molesta.—Además no me ha dicho que podamos entrar en su habitación. Ella se molesta cuando alguien entra sin tocar.—Me quejé y Kate me observó en silencio.

God must hate me. [Wandanat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora