Wanda.
Abrí los ojos y vi a Natasha a mi lado. Sonreí. Tiene la boca entreabierta y sus mejillas están sonrojadas.
Tomé mi móvil y vi más de veinte llamadas pérdidas de mamá y papá. Vi la hora, nueve en punto.
Mierda. La cena era ocho y treinta. Me levanté rápidamente y besé el rostro de mi novia tratando de despertarla.
—Hey, bebé.—Susurré y ella abrió sus ojos molesta.
—No.—Se dio media vuelta y sonreí.
—Me voy, amor. Descansa.
Besé su cabello y salí corriendo de la casa de Natasha. Me tomó treinta minutos llegar al restaurante, porque debí entrar a casa y cambiarme la ropa por el dichoso vestido.
Todo de forma rápida. Mamá va a matarme.
Entré al restaurante y la vi cruzada de brazos, molesta, su ceño fruncido, tragué saliva creyendo que la cantidad de gritos que me daría al llegar a casa serían suaves si me comportaba lo suficiente en la cena. No es mala madre, fue criada de forma diferente... Por lo general tiene mal humor, pero hay niños que la pasan peor. Ella dice que me ama, nos ama a todos por igual.
—¡¿Dónde estabas?!—Susurró agresivamente.
—Me he dormido en casa de Natasha.—Fui sincera.—Lo siento, pero ya he llegado, estoy aquí.
—¿Y tus tacones?—Señaló horrorizada mis pies.
Oh, mierda. No había notado que traía las vans. Joder, he salido muy rápido.
—Yo... Los he olvidado sobre la cama.—Susurré y mamá me señaló la entrada bastante decepcionada. ¡Que no fue con intención, joder!
Entramos al restaurante y al final de todo vi a mi familia comiendo en un privado apartado.
—¡Wanda!—Saludó un animado Peter. Corrí hasta él colgándome de su cuello.
—Wanda, se te va a ver todo.—Dijo mamá molesta y papá la hizo callar de forma disimulada.
—Cariño, llevo tanto sin verte.—Dijo mi hermano con una sonrisa y yo besé su rostro muy feliz de tenerlo aquí.
—Claro, no todos los días tienes un doctor en la familia. Estás salvando vids y yo trato de salvar la mía.—Bromeé y él comenzó a reír.
Saludé a su esposa y a mis sobrinos, Claire y Drew están muy grandes.
—¿Cómo va todo? ¿Ya ordenaron?—Pregunté y mamá contestó molesta.
—Mientras jugabas a los trabajos sociales, sí.
Papá la observó molesto.
—Mamá, sólo han sido unos minutos, no es para tanto.—Dijo Peter restándole importancia.—Además está aquí, y ya estamos todos para la noticia que Lyla y yo tenemos.—Sonrió.—¿Están preparados?—Preguntó y asentimos.
—¿Qué sucede?—Dijo Pietro quien estaba sentado junto a Lorna quien me miraba con recelo. Le enseñé la lengua y ella iba a quejarse sin embargo papá le dio una mirada seria. Sonreí.
Sé que no debería provocarla, pero por amor de Dios, es la niña más insoportable de todo el universo.
—Bien, mi ascenso, como todos saben, es en Austria y... Aunque nos ha tomado por sorpresa, Lyla y yo estamos en cinta.—Dijo tomando su propio abdomen. Mi cuñada sonrió y mi mentón cayó.
—¡No puede ser!—Dije emocionada.—¡¿De verdad?!
—Así es.
—¡Oh, Dios mío!—Me levanté para abrazarlos y pude notar que nadie más estaba tan emocionado como yo.—¡Felicidades!
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God must hate me. [Wandanat]
Hayran KurguWanda y Natasha llevan cuatro años de relación, cuatro hermosos años en donde han aprendido mucho sobre la otra, con veinte años ambas ingresan a la universidad y deciden compartir un piso, eso no sería ningún problema de no ser porque ambas tienen...