God must hate me. [Wandanat]

16. Cómics y Yelena.

Natasha.

—No se ha callado hasta tarde.—Me quejé. Wanda sonrió.—¡No es gracioso!

—Amor, nunca duermes más de seis horas. Relájate, es una adolescente y está en pleno proceso de amor, déjala ser.

—¡Es ruidosa!—Me quejé nuevamente. Wanda se acercó hasta mí y se sentó delante mío.

No me gusta que Yelena siga creciendo, es molesto, ella ya no será mi mejor amiga.

—Cariño. ¿Estás segura de que eso es lo que te molesta?—Preguntó mi novia y observé mis manos nerviosa.

Agh. Wanda es tan molesta como Yelena, ¡Por eso son amigas!

—Sí.

—Bebé... Puedes hablar conmigo.

No le diré.

—¡No quiero que deje de quererme!—Admití y ella movió su cabeza a un costado mirándome dudosa, eso creo.—¡Es que ya no seremos relampa-amigas!

—¿Aún recuerdas eso?—Dijo sonriente y se sentó en mi regazo. Me gusta cuando Wanda se sienta en mi regazo.

Pasé mis manos por su cintura.

—Uh, sí. Cuando Yelena era bebé disfrutaba la lluvia y yo no, entonces ella venía a dormir conmigo.

—Eres adorable, amor.

Uh. No.

Tonta lluvia ruidosa.

—Quiero que Yelena no crezca y sea para siempre pequeña.—Murmuré.

Estoy tan triste. No quiero que Yelena deje de ser mi amiga porque tiene novia.

—Amor...—Escondí mi rostro en el cuello de Wanda y ella acarició mi cabello.—Yelena siempre será tu mejor amiga... Y nunca se alejará de ti.

—¡Todos se alejan, Wanda!—Me quejé y ella negó.

—Deberías hablar con ella, tal vez preguntarle como está más seguido... Pedirle que jueguen videojuegos juntas, tal vez sólo sentarse a charlar sería bueno.—Dijo acariciando mi rostro.—¿No querían hacer un cómic juntas?

—Uh, sí, pero nunca lo hicimos.—Murmuré.

Yelena y yo nos obsesionamos con los mismos cómics, una vez planeamos hacer uno, pero eso acabó ya que no nos poníamos de acuerdo, ella entró a deporte y yo... Uh, tenía terapia, aún tengo, pero ya no voy, no por ahora, la señora Linda está de vacaciones y no me gustan otros terapeutas.

—Deberías proponerselo. —Murmuró.

Asentí y besé su cabello. Wanda tiene razón.

—Iré ahora mismo.—Dije poniéndome de pie

Caminé por el pasillo y llegué a la habitación. Toqué la puerta y luego de recibir un adelante, la abrí.

—¿Yelena?—Hablé.—¿Necesitas algo?

Yelena levantó la mirada y enarcó una ceja.

—Uh, no, Nat. Todo bien, ¿Wanda te ha enviado? ¿Ustedes están bien?

—Wanda dice que debo venir a preguntar como estas, ya que eres una adolescente y es buen momento para reforzar nuestra relación. —Admití.

—Uh, sí, está bien, pero no debes hacer nada, yo te amo y estoy feliz de estar con ustedes.—Murmuró Yelena.

—Oh, okay.

Yelena observó la pantalla y luego a mí.

—Uh, aunque hay algo que podrías hacer por mí, sólo si estás cómoda.—Murmuró.