Capítulo 17

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El nudo en mi estómago y garganta creció, ahora no era una soga que me asfixiaba y raía, esa simple soga se había convertido en un alambre de púas, incrustándose en mis entrañas, aumentando mi suplicio. El pánico no se hizo esperar, mi tembloroso cuerpo e incipientes gotas de sudor perlando mi frente, manos y espalda anunciaban el comienzo de un ataque de nervios. No podía respirar.

Un fuerte brazo rodeo mi cintura, acercando mi cuerpo a otro más fuerte y duro, una tibia mano acunó mi mejilla, girando mi cabeza hacia un lado, algo suave y cálido presionó mi frente, tardé unos respiros en darme cuenta que Nam había posado su frente sobre la mía, su afrutada respiración y la mía mezclándose. La opresión fue desapareciendo paulatinamente.

– Galletita – murmuró dulcemente sobre mis labios – Respira. Concéntrate en mí.

– Namu... – susurré volviendo a la realidad.

– ¿Podrías separarte de él? – gruñó Tae – No lo dejas respirar.

El rostro de NamJoon oscureció, sus mandíbulas se tensaron. Pese a la palpable rigidez en su cuerpo ignoró el comentario de TaeHyung, centrándose en mí.

– Kim, apártate de una maldita vez – instó TaeHyung, su voz sonando más oscura – ¿Qué diría Jessica y el pequeño Jeongguk?

Con un resoplido se alejó de mi rostro, su contacto en mi cintura tensándose.

– ¿En qué te afecta mi cercanía a él, Kim? No es como si estuviéramos obrando indebidamente – chasqueó NamJoon – Y ¿Quién te dió el derecho de escudriñar mi vida?

Mi cabeza palpitaba sin dar tregua. Al alzar mi mirada me percate del rígido estado de TaeHyung y, con un profundo suspiro estuvo a punto de contestar.

– ¡¿Pueden parar con sus ridículas disputas?, no están en la condenada base donde mantenían sus disensiones! – exclamé exasperado.

El sórdido silencio y la incipiente bruma de la consternación invadió la estancia, como si de una venenosa y sigilosa niebla se tratase. Los rostros de los otros dos hombres eran un poema indescifrable, confuso, mientras yo, sin saber qué había salido de mis labios, me mantenía recuperando la razón, ignorando todo.

– ¿Qué has dicho? – balbuceó NamJoon.

– ¿Cómo has recordado eso? – cuestionó TaeHyung, incrédulo.

Sacudiendo mi cabeza intenté aclarar mis ideas. Los miré sin entender.

– ¿Qué dije? – pregunté aturdido.

– No recuerdo haberte comentado que nosotros ya habíamos tenido el... infortunio de conocernos – explicó el rubio.

Apreté mis párpados y masajeé mi frente intentando despejar el palpitar de mi cabeza. Respiré profundamente e hice un ademán con mi mano, restándole importancia.

– En este momento es lo de menos – peiné mi cabello hacia atrás, despejando mi visión – ¿Podrías explicar la razón por la cual Jimin requiere mi presencia con tanta urgencia? – miré fijamente a TaeHyung, tomando distancia de NamJoon.

Su semblante vaciló, como si luchara internamente entre ser sincero o simplemente guardar silencio. Por alguna desconocida razón había adquirido la habilidad de leer a TaeHyung.

Suspirando se rindió.

– Sabes por qué – dijo desviando su mirada.

Fue su única respuesta. El disgusto desintegró totalmente mi malestar, agitando la amargura en mi interior.

– Ya que siempre te jactabas de lo bien que conocías y leías a Kook – espetó NamJoon – puedes tener una buena idea de la incomodidad que lo apresa y poca gracia de tal idea.

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