Sólo fragmentos borrosos vienen a mi mente, besos candentes, manos recorriendo mi cuerpo y dolor, lacerante y corrosivo dolor en mi alma. La sensación de culpa debido a mi actuar consumía mi conciencia, lo cual sobrepasaba la razón porque ¿Cómo era posible albergar tales sentimientos cuando era un hombre totalmente libre de ataduras?
Y ahí estaba mi subconsciente, en un rincón de la iluminada y desordenada habitación, escrutando mi actuar con un deje de decepción, mis ojos más oscuros que nunca, brillaban con desesperación, confundiéndome aún más.
– ¿Qué miras? – murmuró Emmy aún sobre mí, tomando suavemente mi mejilla, pidiendo mi atención – Estamos en algo, vamos a bailar de nuevo, así pasas un poco la pena que nuevamente te ha sobrecogido – rió por mi expresión de sorpresa – Te lo dije antes, nadie puede engañarme.
De un tirón me levantó, situándonos en el centro de la sala, danzando al ritmo de Squeeze me, sus curvilíneas caderas se movían de un lado a otro con suavidad, sus delgados brazos apresaban mi cuello y sus labios nuevamente invadiendo los míos, sofocándome en desesperación.
– Creo que necesitas unos tragos más – susurró suavemente sobre mis labios, para luego llamar a Daniel.
– No creo que sea correcto... – traté de zafarme de su agarre.
– ¡He traído mi especialidad! – exclamó, entre tropiezos, Daniel.
Sin previo aviso, entre los dos vertieron la bebida en mi boca, casi ahogándome.
– ¡Ya basta Victoria, hemos tenido la misma conversación infinidad de veces! – gritó Mark, casi tropezando con sus palabras, frustrado.
Contemplé la escena, Victoria llorando, aferrada con desesperación al pecho de Mark, este último tratando, con aparente molestia, deshacerse de su agarre, desesperado por hacerla entrar en razón, lo cual era imposible por sus evidentes estados de embriaguez, sin embargo, ¿Quién era yo para juzgar?
Nuevamente, mi cuerpo y razón fueron sumergidos en las profundidades del océano, llevándome a una absoluta paz artificial. Mi visión brumosa no ayudaba en mi batalla por conseguir un atisbo de enfoque, sólo cuando sentí una suave y delgada mano sobre mi pecho, levemente desnudo, mis pocos sentidos cooperaron, rescatándome, levemente, de mi turbación. Detuve el recorrido de aquella mano.
– Eres hermosa, Emmy – tomé con delicadeza su rostro, sus ojos iluminándose – Pese a ello, no soy el hombre correcto para ti, lo siento, pero mi alma y mi cuerpo pertenecen a otra persona – besé su frente, pidiendo silenciosas disculpas – Pido no revelar mi huida a Mark, déjalos en lo suyo, cuando se encuentre más enfocado, dile que llegué bien a casa.
Sin dejarla responder, tomé su cintura con delicadeza, sacándola de mi regazo, aturdido, miré a mi alrededor, notando que me encontraba en la recamara, recostado en la enorme y blanda cama donde, hace unos minutos, Mark y Victoria habían compartido un muy agradable momento. Abrochando torpemente mi camisa, salí tan rápido como mi estado lo permitía, entre tambaleos. Me encontré con Mark, sumergido aún, en la discusión con Victoria, la cual no había parado de llorar, mientras Daniel, sólo veía la escena, divertido. Ninguno de ellos notó mi presencia, ni el sonido de la puerta principal cerrándose.
Casi rompiendo mi blazer negro, frustrado debido a que una de sus mangas no quería cubrir mi brazo, luché al mismo tiempo por ponerme el sombrero, del mismo color que parecía tener vida propia y se escapaba de mis manos. Al llegar al primer piso, después de tomar el ascensor, ya estaba medianamente presentable.
– Buenas noches – saludé a la recepcionista, luchando por enfocar la vista – ¿Sería tan amable de llamar un taxi?
Trate de no balancearme en mi puesto, exponiendo mi lamentable estado. Mirándome con un destello de extrañeza y preocupación, asintió.
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PARK
FanfictionAún siento en mi cuello su penetrante mirada, como una pantera acechando a su presa, listo para atacar... Quién hubiera imaginado que esta pobre presa, ignorante a su destino, sería tan profundamente desgarrada y fragmentada por aquella pantera, una...