Capítulo 28

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Ambos rostros desencajados me produjeron gracia y a la vez malestar. Supongo que volver de la muerte le ha dado una pizca de malicia a mis bromas, aunque tengo total certeza que seré perdonado por ambos cuando les explique el motivo de mi actuación.

– ¿Qué...? – balbuceó Jimin.

Vi su cuerpo sacudirse debido al desconcierto, TaeHyung tuvo que sostenerlo para evitar su inminente caída al perder fuerza en sus esbeltas piernas. Mi primer impulso fue acudir a su lado, sostener su cada vez más pálido rostro y aclararle que de ahora en adelante todo estaría bien, que deseaba empezar de cero, eliminando mi pasado, pero me contuve de arruinar mis planes, permitiendo a Tae encargarse de todo.

​​Jimin, con su rostro ceniciento y compungido sonrió, una sonrisa inestable, quebrada, impregnada de profundo suplicio. Sentí mi alma ser arrancada y mi corazón despedazarse, esto, a mi consciencia y corazón, le suponía un trabajo inimaginable.

Él tomó asiento en el mismo mullido sillón que había arrojado por la sorpresa y muy amablemente Tae levantó. Lo sabía, era evidente, mis palabras lo habían golpeado demoledoramente y mi desconocimiento fueron las mismísimas llamas del infierno para su frágil alma, pulverizando sus desquebrajadas esperanzas.

– Mi nombre es Jimin – tendió su pequeña mano, aún tiritante por la conmoción – Jimin Park y él es TaeHyung Kim. ¿Recuerdas quién eres tú?

Correspondí su saludo, sin desear hacerlo más miserable.

– Soy JungKook Jeon y trabajo como corredor de bolsa – dije lentamente, reflexionando y saboreando cada palabra.

Ahora que tenía un segundo para meditar sobre asuntos laborales... Supongo que ahora soy un desempleado.

– ¿Cómo llegué a este lugar? – interrogué, haciendo un esfuerzo abismal por desenredar sus mordaces dedos de los míos. Si quería continuar con esta farsa lo normal es no demostrar la necesidad de su toque en mi piel – ¿Los conozco?

Ambos se observaron, el semblante de Jimin imploraba auxilio, parecía que en cualquier instante desfallecería.

– Nos conocimos en la guerra, fuimos compañeros – explicó TaeHyung. Su rostro denotaba seguridad mas sus manos siendo torturadas por sus dedos exponían todo lo contrario – Tuviste un accidente de auto y sufriste una contusión. Te encontramos en medio de la carretera en la madrugada.

Apreté mis labios, admirando la impasibilidad en su voz y relato, sin dudar un segundo o perder su temple. TaeHyung era admirable.

– ¡El médico ya viene y hablará contigo por si te parecemos sospechosos! – exclamó en un impulso, ese arranque lo hizo tomar mi mano.

El choque eléctrico detonado por ese simple toque hizo flaquear mi seguridad. El calor trepó seductoramente hasta poseer todo mi cuerpo, siempre había sido así, todo mi ser reaccionaba a él sin que yo pudiera controlarlo. Era automático, natural, como si hubiéramos sido creados para complementarnos.

Analicé durante unos segundos su hermoso rostro preso del dolor. Observé nuestras manos, él tratando de cubrir la mía, tan delicada y estilizada a comparación de mi gran mano, un poco rústica y amenazante, no obstante, como si de mi piel salieran llamas, Jimin apartó su toque tan bruscamente que chocó con el respaldo del asiento. Lo miré sorprendido.

– ¡Lo siento, no quería...! – boqueó haciendo ademanes graciosos con sus manos, y por primera vez desde que desperté vi color en sus suaves mofletes – ¡No quería tocarte más de lo debido... No, que cosas extrañas digo! – palmeó su rostro, el nerviosismo emanando de él.

Reí, sin lograr controlar el impulso de la dirección de la situación, esperando a su vez apaciguar la densidad de las circunstancias.

– No te preocupes – palmeé su hombro – Intuyo que somos cercanos para que te comportes de esa manera.

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