Epílogo

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La vida, en gran parte de su recorrido se desarrolla como un caótico enjambre de laberínticos sucesos, aunque no lo creamos o deseemos, es una caja de pandora y, sin importar la historia, las obras malas pueden ir de la mano con los actos buenos. Regalos al azar ganados por mano propia o simple capricho del destino fascinado por los juegos de pruebas de extrema dificultad.
Jimin y yo tuvimos esa burla despiadada a causa de ella, indolente, sagaz e imprevisible. Pese a todos esos infortunios, en este momento puedo decir que su caótica naturaleza no nos derrumbó ahora ni nos derrumbará después. Supongo que eso deseaba ella, probar nuestra lozanía y sentimientos... Gracias a los obstáculos logramos ser más fuertes con el paso del tiempo, aprendiendo día a día a ser resilientes.

El crujido del pasto me devolvió al presente, pisadas presurosas interrumpieron el apacible silencio del lugar.

– ¡¿Qué te contestaron?! – preguntó emocionado.

Yo, sentado plácidamente sobre el suave pastizal frente al río ródano, vistiendo tan sólo una delgada camisa y pantalón de seda blanca, jugaba con una pequeña carta de papel color perla, mis ojos repasando la perfecta caligrafía del remitente en su respaldo; Escuela de Artes VanGogh.
Reí al verlo llegar a mí entre pequeños brincos de emoción. Su desordenado cabello dorado ondeaba grácil debido a la suave brisa, dándole un toque rebelde y juguetón, su enorme sonrisa inocente hizo que mi corazón revoloteara, era un hecho que jamás me cansaría de tal imagen.

– Te estaba esperando – estiré mi temblorosa mano para entregarle el pequeño papel – Quisiera que lo leyeras y me dieras las noticias.

La molestia en mi garganta me hizo carraspear. Una pequeña botella de vidrio llena de agua fue oscilada frente a mis ojos.

– Recuerda la recomendación de YoonGi. Debes mantener hidratada tu garganta y nunca forzarla – reprendió JImin.

Suspiré en derrota, tomando de la botella. Después de ser apuñalado por Irene, mis cuerdas vocales fueron gravemente dañadas, por fortuna no laceró algún nervio o arteria, no obstante, ahora mi voz sonaba como un rastrillo frotando el pavimento y la constante picazón llegaba a ser insoportable, incluso después de cuatro meses de recuperación. Si era sincero, me avergonzaba hablar en público con lo fuerte e inteligible que en ocasiones salían las palabras de mis labios.

– ¿Cómo estuvo la consulta hoy? – pregunté, cambiando el tema.

Encogiéndose de hombros, apretó y relajó su puño izquierdo.

– Nada de qué preocuparse – sonrió enorme mientras picoteaba mis labios – La movilidad ha mejorado y los espasmos disminuyeron.

Devolviendo la sonrisa, esperé a que tomara asiento junto a mí para abrir la carta.
El disparo de Mark inmovilizó el brazo de Jimin por casi dos meses, fue difícil volver a recuperarse, pero él nunca ha sido una persona que se caracterice por la desidia, al contrario, siempre estuvo activo y acatando las sugerencias del médico al pie de la letra, así mismo su recuperación ha sido un éxito completo.

– ¡Oh! – exclamó, saltando sobre su trasero.

El repentino movimiento me sobresaltó. Observándolo curioso, pellizqué su costado. Agarrando mi mano entre carcajadas, besó el dorso de esta. Sus fulgurantes ojos marrones formando unas tiernas medias lunas me indicaron lo dichoso que estaba.

– ¡Felicidades! – saltando hacia mí, nos hizo rodar sobre el pasto – ¡Sabía que serías aceptado! Mi JungKookie siempre ha sido el mejor artista de la época.

Abrí mis ojos en sorpresa, correspondiendo su abrazo y traviesa acción, me dejé llevar por su infantil felicitación entre carcajadas.

— Estudiarás cerca a nuestro hogar y además ¡En una de las mejores escuela de artes del mundo!, ¿No es perfecto? — siguió alabando entre botes.

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