CHANGKYUN.

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Bueno, si no me siento como un real imbécil, aquí pensé que estaba siendo de gran ayuda esta mañana para llevar a Heon a casa y a su sitio, y un comentario suyo me recordó lo cobarde que fui cuando más me necesitaba.

Un imbécil real, sí aquí mismo.

—¿Changkyun?

—¿Eh? —Miré hacia donde Heon me estaba frunciendo el ceño.

—¿Estás bien?

Asentí sin querer admitir que sólo pensaba en lo idiota que había sido al alejarme de él cuando estaba en el hospital después de una de las
cosas más aterradoras por las que un ser humano puede pasar, no tenía sentido recordarle que yo era un completo idiota.

—Estoy bien, sólo tengo hambre.

Heon me miró con atención, y supe que no se creía mi historia ni por un segundo, así que me acerqué a la ventana y miré fuera para ver
si nuestra comida aparecía milagrosamente.

—Entiendo por qué no estabas allí, sabes. —Miré por encima del hombro para verle mirándome como si fuera un animal asustadizo—. Está bien.

Me burlé y sacudí la cabeza. —Por favor, no hagas eso.

—¿Hacer qué?

—Inventar excusas por mí. —Torcí mis labios cuando me volví para apoyarme contra la pared—. Debería haber estado allí, quería estar allí, me volví loco cuando tu avión se estrelló como nunca, pero entonces... —Me quedé sin
aliento, y cuando Heon se sentó ahí mirándome con esos ojos amoratados e inyectados en sangre, dejé escapar un respiro y me volví a
la ventana—. Debería haber estado allí.

Escuché a Heon susurrar mi nombre como una súplica, pero por suerte para mí, el chofer del pedido se detuvo en el frente de nuestras habitaciones en ese preciso momento y sin decir una palabra más, abrí la puerta y escapé al aire libre donde pude respirar un minuto, donde pude poner mi cabeza en orden, y cuando volví a su habitación con los brazos llenos de comida, me puse a sonreír y dirigí la conversación hacia donde quería que fuera, lejos, lejos de los fantasmas y las pesadillas que habían regresado
a perseguirme el día en que su avión se desplomó en el Pacífico.

🦋🦋🦋🦋🦋🦋

Varias horas después, cuando el sol comenzó a ponerse y la noche se asentó, miré por encima de mi mano de cartas a donde Heon estaba sentado en la cama mirando las cinco que le tocaron.

Durante la última media hora, el astuto bastardo se las había arreglado para ganar todas las manos, dejándome veinte dólares más pobre y con una nueva apreciación de lo buen fanfarrón que era.

—Después de esos cinco, me quedé sin dinero —señalé.

Heon levantó una ceja.  —Y ese es mi problema, ¿cómo? —Miré su cara como un halcón, tratando de detectar cualquier tipo de indicio, no conseguí nada; el tipo estaba hecho de un
maldito mármol—. Veo tus cinco y subo diez, no
cuanto a lo que apuestas ahora, esos pendientes serían un buen recuerdo de cómo te pateé el culo si me preguntas.

—Eso crees, ¿verdad?

Heon miró sus cartas.  —De verdad que sí, tal vez hasta me haga un piercing.

Mis labios se movieron, porque no había forma en el infierno de que se hiciera un piercing, simplemente no era él, pero si él quería jugar, yo
lo haría, mirando mis cartas, traté de enseñar mis rasgos, pero era difícil hacerlo cuando sólo tenía un par de ochos, no era mucho, pero era algo.

—Vale, déjame ver... —Me froté la barbilla—. Veo tus diez con mis pendientes más caros, y te subo la apuesta esta noche, dormir en tu cama en vez de en el suelo.

Si hubiera esperado algún tipo de respuesta, tal vez ojos muy abiertos por la alarma, mejillas enrojecidas por el shock, o su polla endureciéndose por la excitación de mi demanda, porque sí, miré... no obtuve nada, absolutamente nada, en cambio, Heon miró sus cartas y luego me miró con una expresión inescrutable.

—Reparte y  muestra tu mano.

Con mucha más confianza de la que tenía en mis cartas, las extendí en las sábanas y esperaba que esta fuera la única vez que este pequeño
juego de engaños de Heon no sirviera para nada, miró mi par de ochos, luego me miró, y cuando tiró sus cartas sobre la cama y dijo:

—Espero que el suelo sea cómodo. —Yo me quejé.

—¿Qué carajo?

—Se llama full house, eso significa que le da una patada en el culo a tus miserables cartas.

—Sé lo que es un maldito full —refunfuñé, mientras Heon reunía las cartas.

—¿Otro juego? ¿O es el aguijón de la derrota demasiado para soportarlo?

—Ya estás reclamando mis pendientes, no estoy seguro de que más me queda por dar, bueno, que puedas tomar ahora mismo, de todos modos. —Cuando guiñé el ojo, Heon lanzó todo el mazo contra mi pecho, las cartas salpicando por todas partes.

—Whoops, algunas cayeron al suelo, tal vez puedas hacer tu juego mientras estás ahí abajo.

—Estás disfrutando esto demasiado, sino estuvieras negro y azul, yo...

—Realmente no necesitas terminar esa frase. —Heon bostezó y luego extendió sus brazos a los lados, haciendo un pequeño gesto de dolor.

—Es hora de acostarte.

—Ya estoy en la cama.

—Bien, es hora de ponerme en tu cama.

Heon se rió y me tiró una de sus almohadas.—Buen intento.

Ya había ido a mi habitación a coger la sábana y la manta de mi litera, sabiendo que no dormiría en mi cama ni en la de nadie esta noche.

—No tienes que dormir en el suelo —dijo Heon, causando que mis oídos picaran—. Podrías dormir en tu habitación.

Suspiré, poniendo los ojos en blanco mientras dejaba la sábana en el suelo. —Deja de intentar deshacerte de mí, hirieres mis sentimientos.

—Claro que sí. —Mientras Heon bostezaba de nuevo, ya bajo su manta y con aspecto de desmayarse en cualquier momento, me quité la
camiseta y los vaqueros a patadas.

—¿Qué estás haciendo?

—Preparándome para la cama.

—Deja de quitarte la ropa.

—Uh, no puedo dormir en jeans,  una camiseta, deberías alegrarte que me los deje puestos. —Hice un gesto hacia mis calzoncillos y Heon se cubrió la cara con una almohada.

—Sólo apaga la maldita luz.

—Mandón, mandón. —Sonreí, apagué la lámpara y luego me dejé caer al lado de la cama a mi camastro improvisado—. Por cierto, ¿cómo supiste cuando estaba fanfarroneando? No hay forma de que seas tan bueno.

—Fácil, tu ceja izquierda se mueve cuando mientes.

—¿Qué? —Alcancé a tocarla—. No, no lo hace.

—Lo hace, te hace fácil de leer. —Mierda ¿No me había dicho Gucci algo así antes? Necesitaba tapar esa cabrona antes que revelara todos mis secretos—. ¿Solo?

—¿Sí?

—Deja de pensar en ello y vete a la cama.

—Maldición, te lo dije, mandón, mandón.

—Solo…

—¿Seguro que no necesitas que te caliente la cama?

—Prefiero que te vayas a dormir.

—¿En tu cama?

Heon dio un largo e irritado suspiro que me hizo sonreír. —Cierra la boca y no te echaré de aquí, ¿qué te parece?

—No es como si pudieras ahora mismo, pero... vale. —Esponjé la almohada bajo la cabeza y, cuando aún no era suficiente, la doblé por la
mitad, luego cerré los ojos y soñé con todas las formas en que podría atormentar a Heon mañana y recuperar mi dinero.

SPEED [JOOKYUN] #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora