CHANGKYUN.

271 40 3
                                    

Era asombroso lo que se podía sentir en un día en el que no tenías nada mejor que hacer que mirar un reloj.

Pero durante los últimos dos días eso era exactamente lo que había estado haciendo, sentado, mirando fijamente y esperando, de hecho, me había convertido en un maldito experto en esperar, desde que la voz de Heon llegó al comunicador diciendo que había aire
en la cabina y que tendría que eyectarse, sentí como si mi vida hubiera cambiado de rumbo, e un ritmo rápido, donde todo iba e iba  a cámara lenta, donde nada pasaba, y me quedé en este extraño patrón de suspensión donde ni siquiera el sueño podía liberarme.

Estaba despierto en una pesadilla, una que parecía decidida a seguir y seguir y seguir, miraba la pared contigua de mi habitación que compartía con Heon, corrección, que solía compartir con Heon, y lanzaba la pelota
de tenis para que golpeara el suelo, rebotara en la pared y volviera a mí donde mi trasero estaba plantado en el suelo, no era lo más productivo
que podía hacer con mi tiempo, pero oye, al menos lo pasaba, el golpe constante de la pelota antes que volviera a mí me recordó que todavía estaba vivo, que todavía estaba aquí, y considerando lo que todos habíamos presenciado hace dos días, parecía la opción más segura.

La noche en que Heon  cayó, algunos de los chicos eligieron golpear la barra justo fuera de la base, pero yo no estaba de humor para sentarme y diseccionar una de las vistas más aterradoras de mi vida, porque ver a Heon catapultarse fuera de su avión mientras caía en picado al océano me había sacudido hasta la médula.

Claro, todos nos entrenamos para ello, en ese momento en el que todo se iba a la mierda y
tenías que tomar esa decisión de vida o muerte, sin saber si elegir la vida te salvaría en última instancia, pero estar allí a salvo e indefenso en el
suelo, siendo testigo que la vida de alguien pendía de un hilo, hizo que el peligro de la jugada fuera jodidamente rápido.

Añade el hecho de que mi hermano murió haciendo exactamente la misma maniobra.

Yo estaba eludiendo sentimientos y emociones por Heon que aún no había identificado, de repente, ese momento para el que me había entrenado parecía lo último que podía manejar mentalmente, entonces, ¿qué había hecho? Nada, desde el momento en que Heon cayó al agua, hasta que lo liberaron y nos dijeron que estaba vivo pero inconsciente, de alguna manera sobreviví al interrogatorio, volví a mi habitación y no salí desde entonces, estuvieron varios de los chicos habían pasado por aquí, incluido Gucci, intentando convencerme de ir a ver a Heon, pero aún no había podido reunir el valor para verlo en persona.

Joder ¿Por qué él? No, eso no estaba bien, porque no le desearía esto a nadie, pero la idea del cuerpo fuerte y animado de Heon en una
cama de hospital hizo que mi estómago se rebelara, especialmente cuando pensé en la última vez que lo vi estirado en un colchón.

Bang bang bang.

El fuerte golpeteo a mi puerta me hizo mirar hacia ella, pero no me moví, no estaba de humor para ver a nadie hoy, así que a menos que la
persona de fuera estuviera aquí para decirme que el lugar se estabaquemando, podían quedarse ahí, estaba contento de revolcarme en mi
propia miseria.

—Solo, oye, ¿Solo? —Gucci—. ¿Estás ahí? Abre, hombre.

No, no va a suceder, no hoy.

Las cosas se pusieron muy tranquilas entonces, y justo cuando pensé que se había ido, los golpes empezaron de nuevo.

—Vamos, Solo, abre la maldita puerta, se ha despertado. —¿Eh? Espera... ¿qué?—. Heon se despertó ¿Dónde estás?

Cuando las palabras de Gucci penetraron la puerta y comenzaron a hundirse, lancé la pelota al suelo y salté a mis pies, abrí la puerta ni
un segundo después, y cuando Gucci me vio, un ceño fruncido le arrugó la frente.

—Vale, tienes un aspecto horrible.

Hice un gesto de dolor contra la luz del sol, mis ojos trataron de adaptarse después de haber estado sentado en mi habitación durante las
últimas horas con las cortinas corridas.

—¿Qué acabas de decir?

—Te ves como el infierno.

—No, antes de eso, idiota.

—Oh, sí. Heon se despertó.

Mientras mi cerebro trataba de ponerse al día, me quedé ahí agarrando la puerta, porque sólo escuchar esas tres palabras era como una especie de sueño o una pesadilla, si todavía estaba dormido y esto no era real.

—¿Despertó?

—Sí. —Gucci asintió, y luego abrió la puerta de mi habitación y entró—. Hace una hora más o menos, querían revisarlo antes de avisarnos a todos, imaginaron que querríamos ir allí y exigir ver por nosotros mismos que el chico de oro estaba de vuelta en el juego.

Aún no creyendo lo que estaba escuchando, me volví para ver a Gucci caminando hacia las cortinas, abrió una y luego la otra, y mientras
cerraba la puerta de una patada detrás de mí, dije:

—¿Cómo... cómo está?

—Bastante golpeado. —Se giró para mirarme y cruzó los brazos mientras se apoyaba en la ventana—. Algo que sabrías si hubieras venido
a verlo en los últimos días.

—No empieces otra vez.

—No lo hago.

—Entonces, ¿cómo lo llamarías?

Gucci frotó sus dedos sobre su rastrojo. —Señalando un hecho.

—¿Sí? Bueno, puedes tomar tu hecho y metértelo en tu...

—Oye, oye. —Gucci levantó las manos—. Tranquilízate, ¿vale? Es a mí a quien le estás hablando, sé de qué se trata todo esto, pero tienes que superarlo, amigo, tienes que superarlo y venir a verlo.

Trituré mis muelas traseras mientras me obligaba a tragar una bocanada de aire, deseaba que las cosas fueran tan fáciles, que pudiera hacer a un lado esta ansiedad que se apoderaba de mí cada vez que imaginaba a Heon saliendo de su avión y dirigiéndose hacia el Pacífico, ñero no era tan fácil, y su horrible accidente me había traído un recuerdo paralizante que había sido muy bueno en mantener enterrado.

—No puedo. —Las palabras fueron tajantes y definitivas, pero eso no parecía significar una mierda para Gucci.

Se apartó de la ventana y se acercó a mí, luego me agarró los bíceps y los apretó con fuerza.
—Mira, sé que lo que le pasó a Heon hace unos días golpeó cerca de casa para ti más que cualquiera de nosotros, pero él está bien, y tienes
que venir y verlo con tus propios ojos.

Sabía que decía la verdad, pero al mismo tiempo no podía detener el pánico que hacía que me sudaran las palmas de las manos y se me
acelerara el pulso.

—¿Oye? —Gucci me dio una suave sacudida para reenfocarme—. Por qué no vas a tomar una ducha rápida, y yo esperaré e iré contigo.

Quería decirle que no, que iría cuando estuviera listo, pero tenía el presentimiento que si quedaba en mis manos, evitaría ver a Heon para siempre.

—¿Solo?

—Sí, está bien —dije finalmente, y cuando Gucci me dejó ir, me dirigí al baño—. Sólo serán unos minutos.

Podía sentir sus ojos sobre mí mientras me dirigía al baño, y después de entrar y cerrar la puerta, me miré al espejo, el hombre que me miraba era una mera sombra de mí mismo, los círculos oscuros bajo mis ojos, la triste sombra de mi piel amarillenta, la falta de sueño me había afectado, y sabía que Gucci tenía razón, si tenía alguna esperanza de encontrar mi camino de vuelta de esto, de ser capaz de enfocarme de nuevo en todas las razones por las que estaba aquí,
siendo la primera la de ganar, entonces necesitaba superar esto.

Necesitaba dejar atrás el terror, el miedo y no dejar que los viejos fantasmas me consumieran, porque si lo hacía, me comerían vivo.

Era hora de enfrentarme a mis demonios y a Heon de frente.

SPEED [JOOKYUN] #2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora