SPEED [JOOKYUN] #2 ✔

CHANGKYUN.

Mientras el Comandante Levy repasaba las instrucciones para el salto, dibujé el esquema de un Raptor F-22 en mi cuaderno, escuchando
lo suficiente para archivar la información pertinente.

No era que no me importara, sino que todo era muy redundante y tal vez escuchaba mejor si mis manos estaban ocupadas, así que demándame,  mi lado, Heon, siempre un buen estudiante, estaba prestando atención, pero lo más sorprendente era que no estaba sentado a varias
filas de distancia, como normalmente prefería, se había sentado a mi lado antes de que Houdini llegara, y tuve que admitir que me gustó, mucho.

Heon me miró y luego bajó a mi dibujo, la más pequeña de las sonrisas cruzando su cara.

Sacudió la cabeza.

—¿Qué? —susurré—. Estoy prestando atención.

Heon esperó a que Levy se diera la vuelta para coger algo de su escritorio, y luego golpeó el dibujo con su bolígrafo.

—Sus estabilizadores verticales deberían estar más atrás.

Miré hacia abajo y fruncí el ceño.

—A mí me parecen bien.

—Están mal.

—No lo están. —Cuando Heon se encogió de hombros, sostuve el cuaderno frente a mí en un ángulo diferente—. Están jodidamente perfectos.

—¿Hay algo que le gustaría compartir con el resto, teniente Im? —La voz del Comandante Levy resonó en las paredes mientras dirigía su mirada hacia mí, cuando no respondí inmediatamente, podría jurar que vi un brillo en sus ojos—. Por favor, comparta lo que es tan
importante que no podía esperar hasta después de la sesión informativa.

Dejé escapar un exagerado suspiro y luego di vuelta mi cuaderno y lo sostuve para que lo viera, unas cuantas risitas sonaron por la habitación, y Heon emitió un gemido bajo, hundiéndose ligeramente en su asiento.

—Ah, garabateando aviones, ¿verdad? —Levy caminó por el pasillo hacia mí, con las manos en la espalda.

—No cualquier avión, señor.

—¿No? —Se detuvo junto a mi escritorio y me quitó el cuaderno de la mano, mientras estudiaba el dibujo, frunció los labios—. ¿Dirías que es una representación exacta de un Raptor F-22?

—Está bastante cerca.

—Hmm. —El Comandante Levy sostuvo el cuaderno para los demás—. ¿Están todos de acuerdo? ¿El teniente Im le ha hecho justicia al Raptor?

—No debería renunciar a su trabajo de día —dijo Utah desde algún lugar detrás de mí, y no me molesté en mirar hacia él mientras levantaba
mi dedo corazón.

—¿Alguien más? —Mientras los ojos de Levy vagaban por la habitación, el resto de mis compañeros se quedaron en un silencio inusual—. ¿No? ¿Y usted, Teniente Lee? ¿Alguna crítica para su pareja?

Mi corazón saltó a la palabra “pareja” hasta que me di cuenta segundos después que significaba “compañero” con relación a la clase, no fuera de ella, Jesús, cálmate, no es como si sentarse a su lado delatara algo.

Los ojos de Heon se dirigieron a mí brevemente antes de enfocarse en mi dibujo aún en las manos de Levy.

—No es una mala interpretación, pero los estabilizadores verticales deberían estar más atrás, eso parece uno de los primeros borradores.

La aprobación se reflejó en la cara del Comandante Levy cuando asintió a Heon, pero cuando volvió a prestarme atención, sus labios se
aplanaron en una línea delgada.

—Tal vez podría practicar en su tiempo libre, Teniente, y prestar atención durante el mío. —Dejó caer el cuaderno en mi escritorio con un
fuerte golpe, y mientras se iba, miré alrededor para ver a Heon luchando por no reírse.

Puse los ojos en blanco y cerré el cuaderno. —Oh, cállate.

—Ahora que Solo ha compartido con éxito lo que seguramente será una información increíblemente útil, considerando que aquí no volamos Raptors F-22, quizás les gustaría conocer a los ex pilotos de APCAN a los que se enfrentarán hoy. —Levy inclinó su cabeza hacia la puerta detrás de nosotros, y en el momento oportuno, se abrió y una larga fila dehombres y mujeres en uniforme marchó por el pasillo.

Reconocí a una pareja, pero había uno en particular que era muy familiar, el padre de Jooheon.

—No de nuevo —dijo Heon en voz baja, mientras nuestra competencia se alineaba a lo largo del frente de la habitación y Levy llegó al final con dos tazones de vidrio llenos de trozos de papel doblados.

—Damas y caballeros, estos son algunos de los mejores pilotos que han pasado por este programa, cénzanlos, y estarán en camino a la cima de esta clase, serán emparejados por sorteo para hacer esto lo más justo posible, buena suerte.

Mientras Levy sacaba un papelito de cada tazón, yo apretaba mi bolígrafo y me acerqué a Heon.

—¿Permiso para derribar a tu padre si lo consigo?

Heon soltó una risita baja.

—Permiso concedido.

—Solo —dijo Levy, leyendo mi nombre en el papel—. Te enfrentarás a la Comandante Heinz.

Miré a la instructora, y cuando nuestros ojos se encontraron, sonreí con la esperanza de que ella se volviera loca, ningún problema.

—Lo espero con ansias —dije.

Uno por uno, Levy llamó a las parejas, y cuando llegó el turno de Heon, me di cuenta de que las opciones de su pareja se reducían a dos , Levy mismo, y después del desastre que había ocurrido la última vez, lo último que Heon necesitaba era ese recordatorio, y su padre.

Mierda, tal vez me dejarían cambiar a Heinz por uno de esos dos, porque ninguno parecía una buena opción para él, finalmente había vuelto al ritmo de las cosas; ¿cómo demonios le harían enfrentarse a cualquiera de esos hombres?

—Bien, bien, bien —dijo Levy, mirando los trozos de papel que tenía en sus manos—. Es la primera vez, parece que tendremos una coincidencia entre el Teniente Lee y el Capitán Lee.

Un murmullo bajo se desató en la habitación mientras todos miraban entre padre e hijo.

Heon permaneció inexpresivo, sin revelar lo que sentía al ser emparejado con su legendario padre, ni siquiera yo podía leerlo, no estaba seguro de si estaba asustado, excitado,nervioso...
nada ¿Cómo demonios lo conseguía? Pero cuando miré al Capitán Lee, se me hizo muy claro, porque llevaba la misma expresión sin emociones que su hijo, ninguno de los dos
estaba dispuesto a mostrar su mano.

Mientras Levy emparejaba a los competidores finales, me incliné Heon.

—¿Estás bien con esto, Heon?

Mirando fijamente al frente y tan quieto como podía estar, me hizo el más pequeño de los asentimientos.

Maldición, tenía ese frío distanciamiento, algo que no había visto desde la primera semana aquí, cuando quería patearme el trasero a
diario, era como si estuviera enfocado con láser desde el momento en que le llamaron por su nombre y el de su padre, y, no queriendo interferir por una vez, me volví a acomodar en mi asiento y miré de nuevo entre los dos

Puede que no fuera la pareja que esperábamos, pero tenía la sensación de que sería una que ninguno de nosotros olvidaría pronto.