Marizza giró su cuerpo y volvió a verlo, Pablo lucía como un gran gato perezoso luego de haber comido, se veía cómodo y muy dormido así que ella a pasos lentos y silenciosos se acercó a su lado y tomó asiento ya no había sueño en ella, así que estaba muy consciente de sus actos.
Marizza: Su cabello está todo revuelto.- Comentó por lo bajo tentándose a arreglarlos, pero en vez de hacer aquello ella simplemente le dio un toque a la mejilla con su índice, sonrió al ver que el rubio arrugó apenas su nariz.
La pelirroja siguió picando divertida la mejilla contraria, hasta que unos minutos más pasaron y esos ojos se abrieron, Marizza helo sus movimientos, su boca dejó de mostrar una sonrisa, ahora era una sonrisa nerviosa.
Pablo: ¿Qué haces?.- Preguntó siendo totalmente malo, pero él estaba riendo por dentro.
Marizza: Nada.- Rápidamente retiró su dedo de la mejilla contraria y sonrió aún más, por puro nervios y vergüenza.
Pablo: Que extraña eres, Andrade.- Le dijó mientras enderezaba su cuerpo y se estiraba.- Tengo hambre.- Gruñó y miró a su novia de mentiras.- Hazme de desayunar.
La chica no refunfuñó ni nada, ella también tenía hambre y no le molestaba preparar algo para ambos
Marizza: ¿Qué tal Panqueques?.- Le propuso.
Pablo: No suena mal.- Pero pronto entro en sí.- Espera, tú no sabes cocinar...
Marizza: Los panqueques es lo único que no quemo...
Pablo: Bien entonces.- Le creyó, de todas formas no era la cocina de su madre la que se quemaría si algo fallaba.
Un par de minutos pasaron, el rubio nunca se movió de la silla y solo se dedicó a ver cocinar a la pelirroja, Marizza tarareaba algo mientras daba vuelta los panqueques, y ha Pablo, lo que importaba era no perder de vista a su "novia" pues cualquier cosa podría ocurrir, así como hacer explotar la cocina o alguna otra tragedia ilógica... Pablo solo no podía apartar la mirada.
Marizza: Este es tuyo, y este es mío.- Dejo ambos platos frente a ellos.
Pablo: Lucen bien...- Ella negó con la cabeza.
Marizza: Lucen deliciosos, y lo está.- Quería presumir, era lo único que podía cocinar de manera deliciosa, así que presumiría hasta el cansancio de ello
Pablo: Probar para creer.- ¿No era ver para creer?, le daba igual y ella rió por lo bajo y como se suponía que iba a pasar, pasó ella sonrió en grande cuando el rubio dejó el plato limpio.- No estuvieron mal.- Dijo de manera poco emocionada claramente le habían gustado.
Horas después
Marizza: Mamá nos pidió que fuéramos hacer las compras.- Informó jugando con sus dedos evitando mirar a Pablo.
Pablo: Nada de eso, llevaremos mi motocicleta al taller para que cubran el desastre que ocasionó mi padre.- Estaba siendo exagerado, pues solo era un raspón en la pintura, nada que otros ojos vieran a detalle, pero para sus ojos ese raspón era demasiado visible.- Vamos, Andrade.
Marizza: Per...
Pablo: No te preocupes, tal vez hagamos las compras luego.
Marizza: ¿Tal vez?, no, podemos ir ahora y luego...
Pablo: No, vamos Andrade.- Interrumpió nuevamente y la tomó de la mano, llevándose consigo, a él se le estaba haciendo costumbre ser acompañado por Marizza a todas partes.
La pelirroja trató tanto de soltarse que se cansó de hacerlo a unas cuadras del camino.
Marizza: Podría pasar cualquier cosa, todavía sigo pensando que deberíamos ir ahora hacer las compras...- Dijo, pero sabía que el rubio no la escucharía, esa sonrisa en su rostro se lo decía todo.
ESTÁS LEYENDO
Un novio de mentiras
AdventureQue harías para mantener una mentira... cuando estas acorralada con las preguntas de tus amigos como ¿Tienes novio?, Marizza deberá buscar un novio de mentiras y Pablo será su mejor opción, mientras que Yi Jeon le apoyara en todo a su amiga y Gaeul...