Capitulo 32

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Un suspiro escapó de sus labios y volvió a observar el adormilado rostro de su novio, sonaba todavía tan irreal, era maravilloso lo que se lograba con tan solo hablar del problema o de los sentimientos, confesar el amor que había dentro de ellos y terminar con los malos entendidos, mordiéndose el labio se acercó con cautela, viendo por el rabillo de sus ojos el reloj de mesa y este todavía marcaba las 06: 50hs, perfecto, aun podían quedarse otros cinco minutos más en la cama, acurrucados y calentitos.

Marizza le robo un beso, fue solo una unión de labios de menos de un segundo pero sintió tanto, y sus mejillas lo demostraron, ¡Vaya vergüenza! ¿Así sería siempre? ¿Sería así de vergonzoso besar a su novio? ¿Siempre sufrirá pequeños paros cardiacos?... Pablo había despertado con su tan sutil beso.

La puerta se escuchó, adiós cinco minutos más...

Pablo: Mamá, ahora no, largo.- Habló sin querer alejarse de los labios contrarios

La puerta volvió a escucharse, y soltó un bufido alejándose ahora si chasqueó la lengua le dió un fugaz beso y movió su cuerpo de la cama hacia la puerta, y claro, su madre se encontraba de pie a brazos cruzados.

Mora: Bustamante, harás que lleguen tarde.- Miró por encima del hombro de su hijo.- Buenos días Marizita, apresúrate o el desayuno se enfriará.

Pablo: Si mamá, buenos días también.- Refunfuñó al recibir el cariño de su madre, pues ella ahora despeinaba sus cabellos.- Suficiente, suficiente.- La alejó y ella volvió a repetir que se apresuraran, mientras se alejaba.- Andrade, no soy tierno.- Le aclaró antes de que la pelirroja se hiciera ideas tontas y erróneas.

Marizza: ¡Ma- ri- zza! ¡No, Andrade!.- Su nariz fruncida le hizo reír al rubio, por supuesto le seguiría molestado, le gustaba hacerlo.- Marizza, Marizza, repite conmigo Marizza, Marizza.- Repitió mientras ataba sus cordones.

Pablo: Bien, como sea.- Dejo de estar en el cuarto de baño y la miro.- Marizza, apresúrate...

Marizza: Si...

Pablo: No, mejor te seguiré llamando Andrade.- Él estaba sonriendo demasiado desde que la pelirroja estaba a su lado.

Marizza: Bustamante.- Chilló.

En risas, de parte del rubio, y los tiernos enojos por parte de la pelirroja, ellos se dirigieron al comedor, donde todo mundo ya se encontraba desayunando con apuros y Marcos, él... ¿Por qué tenía prisa si había sido expulsado?.

Pablo: ¿Cuál es el apuro hermanito? te expulsaron si bien recuerdo, ¿Y qué fue lo que hiciste exactamente?.- Sirvió de su jugo de naranja, esperando por la respuesta de su hermano.

Marcos: Mamá, Pablo me está molestando.- Solo no estaba de humor para nadie.

Mora: No, no lo está y apresúrate.- Le respondió ella con el ceño fruncido.

Julián: Debe de darle una disculpas al chico que golpeó y estará solamente suspendido por tres días o una semana...

Marcos: ¡No fue mi culpa! él me provoco.- Se excusó como típicamente solía hacer.

Julián: ¿Y qué fue lo que hizo exactamente?.- Elevo una ceja, esperando pacientemente.

Marcos: Ya es tarde, debo ir y disculparme con el imbécil...

Mora: Pablito, ve con él y asegúrate de que se disculpe.- Le dijo, el rubio se puso de pie y tomó a su novia de la mano, ambos yéndose detrás del menor y despidiéndose de los mayores.

Pablo: Calmado tonto, ¿Y bien? ¿Qué ocurre?.- Le hizo ir más despacio y se ubicó a su lado para seguir caminando, claro la pelirroja estaba de curiosa al lado de su novio mientras aun sostenía su mano.

Un novio de mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora