Capitulo 13

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Querido yo

Han sido días complicados, no veo resultados buenos. Intento ser feliz pero no puedo. Algunas veces me siento bien, otras siento que estoy por morir y no se que hacer. Comienzo a pensar que sería mejor si dejo de existir, tan solo quisiera desaparecer de la faz de la tierra.

Me levanto todos los días y en la mayoría parezco no tener vida, soy un muerto viviente. Las medicinas ya no me hacen efecto, eran buenas los primeros meses, ahora ya no siento nada.

Mis sueños han aumentado cada vez más, todos iguales. Veo morir a mis seres queridos y no me siento preparada para verlos morir de verdad, si es que aún siguen con vida.

Con cariño Dorian.

Tomé la carta en mis manos, prendí el encendedor y ví el fuego en el papel que estaba a punto de llegar a mi mano.

– Te quieres suicidar? - tiro el papel y lo apagó con el pie.

» Es hora - anuncio y salió de la habitación.

Los últimos días había faltado a la escuela, no había asistido al baile, no asistí a las reuniones, no asistí a terapia, no asistí al médico, solo me la pasaba encerrada sin ver siquiera la luz del día.

Mis pies reaccionaron automáticamente y siguieron a Cedric hacia la sala de estar.

Charlie me veía con tristeza, trataba de decir algo pero no podía, su mirada lo decía todo.

No necesitaba verme al espejo para saber que me veía terrible, no había dormido por no sé cuánto tiempo, todo se lo debía a los sueños diarios que me atormentaban. Todos y cada uno eran peores que el anterior, debían estar sufriendo demaciado y yo no podía hacer absolutamente nada para ayudar.

– Te ves bien Dorian - me animo - vamos sube al auto - abrió la puerta de la casa para guiarme a la salida.

La luz del día lastimaba mis ojos, eso se debía a casi un mes encerrada en mi habitación temporal. No había salido para nada, Charlie me llevaba de comer todos los días, intentaba animarme cada que me veía, pero nunca salí en ese tiempo, más que para el baño.

Charlie estuvo conduciendo por no sé cuánto tiempo, me perdí en mi mente y no supe cuando llegamos.

– Dorian - lo escuchaba lejano - Dorian - seguía llamando - Dorian - sentí como me tomo de los hombros obligandome a mirarlo.

– Aquí estoy - logré decir - aún no me he ido - mi voz era débil, se quebraría en cualquier momento.

– Tenemos que entrar - parecía haberle dolido lo que dije - ¿Quieres que te ayude? - negué y salí del auto comenzando a caminar hacia la clínica.

Sabía que sería lo mismo que las últimas veces: aumentar la dosis de medicamento.

Escuchaba la conversación bastante lejana, las voces parecían susurrar y no entendía lo que hablaban, trataba de concentrarme pero las imágenes volvían otra vez. Cerré los ojos intentando descansar, más sin en cambio solo los veía otra vez.

– Vamos Dorian - abrí los ojos con pesadez - iremos a casa.

No era así, desde la última vez querían internarme. Charlie no quería pero empezaba a pensar que no había solución.

– Internado - lo corregí - dile por su nombre.

– No, iremos a casa - tomo mi mano obligandome a caminar.

– ¿Porqué lo haces? - ¿había alguna razón para hacerlo? Si era así me gustaría saberla.

– No te dejaré morir - sus ojos estaban cristalizados, rompería en llanto en cualquier momento .

– Gracias - me abrió la puerta una vez más, seguimos el camino a casa en silencio.

– Podemos ir a comer helado, yo pagó - reí ante lo que dijo.

– Me gustaria - sonrió y asintió inmediatamente.

– Me alegra verte bajo la luz a natural.

– A mi no, me lastima - me queje.

– Toma - me tendió sus lentes de sol, sin dudarlo me los puse.

» Pareces un Sheriff, talvez ese es tu destino.

– Tu crees? "Dorian la Sheriff" ¿Suena bien? - fue su turno de reír.

– Suena bien.

No era malo salir un rato, la compañía de Charlie era mágica, me hacía sentir segura, era como estar en casa. Ojala pudieran ser así todos los días, solo que sin médico y esas cosas.

Charlie aprovecho mi "buen humor" (así fue como lo llamo) y me llevo a comer a un restaurante pequeño, era lindo. Después de ahí me llevo a caminar para despejar mi mente, comimos helado y me llevo a comprar lo que quisiera. Me estaba consintiendo.

Lo divertido termino cuando dijo que debíamos volver, era tarde y comenzaba a hacer más frío. Así que regresamos.

Las pastillas que me recetaron eran para poder dormir, no era igual a la medicina del mundo mágico, eso lo tenía claro, solo esperaba que su intención fuera igual.

Todos intentaban sacarme del hoyo en el que estaba, a su manera cada uno.

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Uno pequeño porque tengo sueño y no sé si me despierte para la noche :))

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