Capitulo 27

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Caminar por el bosque se había vuelto costumbre, "ayudaba a relajarme", las migrañas ya no eran concurrentes, el estrés era casi nulo, la depresión estaba teniendo mejoras, todo el estrés acumulado de semanas iba disminuyendo y con ello, mis desesperados intentos de volver eran cada vez más escasos.
  O eso era lo que les hice pensar a todos. Intenté hacerles creer que estar en el bosque me hacía bien, más sin en cambio, intentaron rolar turnos para cuidarme y así se aseguraban que nada malo me pasará.
  No me dejaron opción más que hechizar a Jasper para hacerlos creer que en verdad me hacía bien y estaba segura sin su ayuda.
No lo tomes a mal, ningún Jasper fue herido en el proceso, solo manipule sus dones para que mis emociones negativas se convirtieron en positivas para el, solo algunas, tenía que guardar apariencias. No está de más decir que todos le creyeron y con eso estaban más "tranquilos" así que me dejaban ir sola, con cierta supervisión a distancia, claramente. Eran muy sobreprotectores.
  Me arrepiento por lo que le hice a Jasper, pero de verdad, no me dejaron más alternativas y Jasper se estaba entrometiendo en asuntos confidenciales.

Mis caminatas eran las mismas, ir y venir todos los días. Ellos sabían mi ruta y las horas en las que solía salir y regresar. Los acostumbré por un par de semanas a esa rutina, les hice creer que solo hacia eso. Cuando estuvieron listos para dejar de preocuparse comenzaron a disminuir la seguridad que habían creado para mí. Un poco más y estaba completamente libre.

El día esperado llegó, irían a jugar béisbol como lo predijo hace unas semanas Alice, desgraciadamente dos días antes tuve un resfriado y no pude acompañarlos. Era una pena, no los vería jugar. Tan esperado día y se había arruinado por tan molesta enfermedad.

Edward paso por Bella muy temprano, antes de irse paso a revisar mi habitación, "yo estaba dormida". No me di cuenta cuando llegó así que no lo pude saludar y mucho menos despedirme.

El tiempo pasaba y seguía pasando. -Un poco más Dorian, un poco más-. Unos kilómetros más y podría salir sin ningún problema. No me preocupaba que me descubrieran, tenía todo perfectamente calculado, aunque de ser así, yo debería estar en el otro lado del tratado.

Ahí estaba, caminando por el bosque a punto de cruzar la frontera que separaba a los lobos de los vampiros. Tan solo un río era lo que se tenía que cruzar para llegar, y obtener respuestas.
  Cuando me arme de valor cruce el río, los escalofríos no tardaron en inundar mi cuerpo, pero tenía que ser ahora, no había marcha atrás.
Era una sensación extraña, caminé unos metros más, ya no veía el pequeño rio. Si bien no me equivocaba, Sam estaría aquí en un par de minutos más, mi presencia lo tenía que alterar o tendría que recurrir a mi plan B, convertirme en mi forma animaga y llamarlo. Pero era más segura la primera.

Me senté sobre una enorme roca a esperar. Este clima hacia que todo fuera demaciado frío, me congelaría si no llegaba rápido. Un minuto, dos minutos, cinco minutos ¿Qué esperas Sam?. Espere un poco más.

Sabía que no me decepcionaría o tendría que secuestrar a alguien para que venga, lo necesitaba para llegar al consejo. O mejor dicho necesitaba su amistad.

Entre los árboles apareció una figura más grande de lo normal, no era un humano, no era un ciervo, no era algún otro animal, era un lobo. Se dejó ver luciendo su brillante pelo negro, su cuerpo bastante alto y grande, su rostro mostraba sus enormes y afilados colmillos haciéndolo ver más intimidante de lo que ya era.

- Sam Uley, gracias por venir. Te estaba buscando - gruño cuando escucho su nombre, se suponía que nadie tenía que saberlo, ups! - lindo perro - gruño más fuerte.

» Me presento, soy Dorian Grindelwald y he venido buscando tu ayuda y la de tu consejo.

» Preferiría que habláramos en tu forma humana. Sería más civilizado - se negó a convertirse.

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