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Me reclinó levemente hacia atrás como si fuera una escena romántica de una película, lo que siempre supuse sería típico de él. Sus labios son todo lo que alguna vez imaginé: suaves, cálidos y muy sensuales. Apenas roza los míos y ya me está haciendo delirar, por lo que me cuelgo de su cuello con todo el peso de mi cuerpo y convierto ese tímido y ansiado beso en una salvajada bien a mi estilo torpe e impulsivo.

Por la sorpresa, Adrien empezó a trastabillar hacia adelante conmigo colgando hasta que logró apoyar ambas manos sobre el borde de la mesada. Abrió bien grandes sus ojos y luego de abrazarme para que no siguiéramos perdiendo la estabilidad, se echó a reír nervioso. - Qué pasó?  -

Me ruboricé al instante al darme cuenta de lo que acababa de provocar. - Lo siento! Creo que... La que arruinó todo fui yo. -

- No, no es eso! Me tomaste por sorpresa y perdí el equilibrio... Pero ahora no permitiré que vuelva a suceder. Discúlpame el atrevimiento, sí? - En una maniobra rápida, pasó sus dos manos por debajo de mi trasero y me sentó con mucha facilidad sobre la mesada. Se colocó entre mis rodillas y volvió a abrazarme por la cintura acercándome a él, pegando mi entrepierna a su abdomen. - Por cierto, me gusta mucho tu falda tableada. Parece de un uniforme de escuela... - Sin dejarme mediar palabra, me besó otra vez.

Sé que mi percepción se encuentra levemente alterada por mis renacidos sentimientos hacia él, pero para mí es difícil no pensar que éste es el beso que estuve esperando toda mi vida. Ya no es solo el roce de nuestros labios si no que las lenguas de los dos se aventuraron casi al mismo tiempo dentro de nuestras bocas. OH por dios... Ésto es una delicia. Siento su cálida lengua acariciar la mía de la forma que a mí me gusta, como si él ya lo supiera de antemano y tuviera toda la intención de volverme loca, mientras que yo estoy en la disyuntiva de comportarme como una señorita correcta o ponerme cual perra en celo lista para cualquier tipo de acción. Sólo por ahora... Creo que es mejor analizar la situación y quedarme tranquila.

Luego de unos cortos minutos de saborear la dulzura de su boca de ensueño controlando mi desesperación a la par de la electricidad causada por sus manos que me apretaban con fuerza la cintura para pegarme aún más a su cuerpo, fue Adrien el que cortó el beso dándome un toque final con la punta de su lengua en mis ahora humedecidos labios que siguen rogando por más. - Mejor lo dejo aquí, no me quiero emocionar por demás, será difícil de ocultar. - Me dijo con un movimiento rápido de sus ojos apuntando hacia su entrepierna.

Cuando comprendí lo que quiso decir mi cara se convirtió en un tomate a punto de explotar de maduro. Pero no quise quedarme atrás para no parecerle la tonta de siempre. - No serías el único con problemas por debajo de la cintura. - Repliqué sonriendo en un gesto que consideré travieso. Sé que es Adrien pero yo tampoco soy una virgencita.

Soltó una pequeña carcajada mientras me bajaba de la mesada con delicadeza, sosteniéndome sensualmente de la curva final de mi espalda, rozándome contra su cuerpo. - Si fuera otra la circunstancia, no lo llamaría problema y créeme que no dudaría en activar, pero sabiendo que detrás de esa puerta hay dos personas muy metiches prefiero prestarle un poco más de atención a la pizza que se está quemando en el horno... -

- LA PIZZA! - Maldita sea, me olvidé completamente. Abrí la puerta de la estufa tratando de no respirar el humo que salía y con una de las manoplas tomé la fuente y la saqué, apoyándola rápidamente sobre la mesada. Me quedé observándola pensando si tenía solución.

- Digamos que la primera la sacamos "crocante". Qué te parece? - Apoyó su mentón en mi hombro, haciéndome cosquillas.

- Más que crocante está casi carbonizada... - Fruncí mis labios dudando sobre qué inventar, moviendo mi mano para esparcir el humo que aún emanaba.

Vanilla Lemon -MLB AU Adrienette-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora