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- Necesitas que te la coloque? - Adrien me preguntó con las mejillas sonrojadas y una sonrisa llena de picardía mientras seguía sosteniendo mi ropa interior en su mano derecha, al ver que yo aún continuaba riendo sentada en la cama. 

- Creo que sería lo más conveniente. - Me sostuve del colchón y levanté una de mis piernas en el aire, dejando mi pie en punta como una estilizada pose de bailarina. Él se acercó más a mí, giró hacia ambos lados mi tanga para cerciorarse de que estaba en la posición correcta y así la deslizó hasta mi tobillo, luego tomó con cuidado mi otra pierna para pasar mi pie por el otro espacio de la prenda y la llevó hasta la mitad de mis muslos. Yo observaba desde la cama mordiéndome el labio inferior, todavía sin poder creer lo que estaba pasando. 

- Necesito que te levantes para poder terminar mi tarea. - Le hice caso totalmente deleitada, él se agachó sobre el suelo alfombrado y con mucho cuidado subió mis braguitas el tramo que restaba hasta mi intimidad, acariciando mis muslos y mi cadera por debajo de mi falda. Nunca imaginé que dejar que alguien me vistiera sería tan sexy y estimulante como desvestirme. - Listo. - Me sonrió mirándome desde abajo.

- Gracias. - Le tendí la mano al mejor estilo caballeresco pero invertido para ayudarlo a levantarse del suelo. Fui subiendo mi cabeza a medida que él recuperaba su altura para ahora observarme desde arriba. - Cuánto mides? - Le pregunté ya que desde que llegó hoy lo noto un poco más alto de lo que recuerdo en la escuela, es lógico ya que dicen que los hombres se desarrollan más tarde. Aunque yo siga siendo la misma bajita de un metro cincuenta y siete... O metro sesenta y cinco con tacones.

Se sonrojó al instante sin dejar de sonreírme con esa boca hermosa que me derrite... - Por cuál medida en particular me estás preguntando, eh? - Me guiñó el ojo, aunque no entendí bien por qué... UN SEGUNDO...

- No! No! No me refiero a ESA medida, Adrien, por favor! Cómo voy a preguntarte eso tan a la ligera, idiota! - Cubrí mi rostro con mis manos y sacudí mi cabeza de lado a lado más que avergonzada. Por más que me intrigue muchísimo, porque a pesar de que no lo pude ver, se sentía muy diferente a lo que estoy acostumbrada...

Adrien se echó a reír mientras me abrazaba. - Lo siento, cuando estoy un poco nervioso hago ese tipo de bromas... Además de que te ves adorable avergonzada. - Besó mi cabeza. - Mido un metro con ochenta y tres centímetros. Y abajo no sé, si quieres después te digo. -

- NO HACE FALTA! - Grité cubierta por su pecho que vibraba por la risa, también pude escuchar como su estómago rugía de hambre.

- Ah... Eres tan divertida. - Suspiró. - Me quedaría toda la noche encerrado aquí contigo conversando y... - Se aclaró la garganta de forma sugerente. - Pero creo que el motivo principal de venir a la casa de nuestros amigos era cenar, y confieso que tengo muchas ganas de probar tus pizzas. Vamos? -

Asentí, me solté de su abrazo para buscar mi calzado, colocármelo y tomar su mano extendida con la que me estaba esperando para salir de la habitación. - Por qué nivel de incomodidad crees que estamos a punto de pasar? - Pregunté tirando de la manga de su camiseta blanca antes de que abriera la puerta.

- No lo sé, cien? - Alzó sus hombros descuidado y giró la perilla para salir.

Nino y Alya nos esperaban sentados a la mesa del comedor mientras miraban algo en la televisión. Nino estaba con los brazos cruzados y una expresión de disgusto, mi amiga reposaba su mentón sobre la palma de su mano prestando atención a las imágenes frente a ella. Al escuchar que la puerta de su habitación se abrió y cerró, giraron sus rostros en dirección a nosotros.

- Por fin! Muero de hambre! - Exclamó Nino levantándose enseguida de su silla después de golpear sus muslos. - Adrien, te exijo que me compres un colchón nuevo! - Lo apuntó con su dedo índice de forma amenazadora. Yo quería que la tierra me tragara por lo que me escondí detrás de Adrien que no podía parar de reír. 

Vanilla Lemon -MLB AU Adrienette-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora