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Creo que nunca me costó tanto armar una maleta como la de este viaje, no sabía que llevar, no sabía como estaría el clima, no sabía si tenía que llevar atuendos elegantes, cómodos, sexys o qué! Le pregunté mas de veinte veces a Adrien para que me dijera lo que tenía que hacer, pero fue muy difícil ante su "todo lo que te pongas te queda precioso, empaca lo que quieras. Y si allí te hace falta algo, se compra y ya". Sí, claro. Como si fuera tan fácil. Terminé llenando la maleta hasta el tope con un montón de opciones para tan solo tres días, hasta tuve que pedirle a mi madre que se sentara encima de ella para poder cerrar la cremallera y aún así parecía que en cualquier momento explotaría. Serían tres días en los que seguramente me quedaría sola dentro del hotel intentando seguir adelante con el proyecto hasta que él regresara de sus reuniones. O al menos supuse que así sería ya que no conozco Dubai ni entiendo mucho que es lo que él va a hacer allá.

Ahora ya estamos arriba del avión que despegó hace algunas horas. Olvidé mencionarle a Adrien que suelo descomponerme en los despegues y en los aterrizajes, por lo que se asustó terriblemente cuando por poco me desmayo a los treinta segundos de elevarse la aeronave en el aire. Cuando volví en mí, no pude evitar reírme de su expresión de desesperado porque pensó que algo malo estaba pasando conmigo: "Te pusiste más blanca de lo que ya eres y por poco te golpeas la cabeza contra el asiento de adelante." Jajaja. Pobre Adrien, aún le espera el aterrizaje, pero por lo menos ya sabe que no me voy a morir ahí.

—Has pensado a dónde quieres ir cuando termines tus estudios?

—Mmmm... No realmente. Aunque esté intentando con mucho empeño trabajar en ello, todavía lo veo muy lejano. —Suspiré apoyada en su hombro. Él me acaricia la mano y también reposa su cabeza sobre la mía.

—Mira que no falta demasiado... Son solo 7 semanas. Pudiste hacer algo más en estos dos días en los que no nos vimos?

—Además de pensar todo el tiempo en ti, ajustar los detalles del vestido de novia que entregué ayer e intentar cerrar mi maleta... Muy poco.

Suspiró como si estuviera resignado. —No te dejes estar... Aprovecha que tendrás momentos para concentrarte mientras yo esté trabajando con los árabes.

—Sí, Adrien, ya lo sé... Quisiera también salir a pasear un poco, jamás pensé que viajaría a un lugar como Dubai alguna vez en mi vida. —Sonreí prestando atención a como cerraba sus dedos entre los míos.

—Ehh... Mejor espera a que yo regrese para salir, sí? No me da confianza que andes sola por ahí en un país desconocido y con leyes muy regidas por una religión que es tan estricta, por sobre todo con las mujeres.

—Oh... Bueno, si tú lo dices... —Respondí un poco desilusionada. Ahora no tendré excusas para no trabajar en el proyecto si tengo que pasar la mayor parte del día encerrada.

—Aunque sí puedes pasear por el hotel, me dijeron que es muy bonito. Ah, por cierto, ya que sacamos el tema... —Se rascó la nuca. Ese es su signo de nerviosismo, qué sucede? —Tuve que decirles a los inversionistas que eres mi esposa. Aunque en realidad fue idea de Nathalie.

—Qué?? Cómo? —Lo miré repentinamente. Yo? Su esposa? Menos mal que estoy sentada porque acabo de sentir como se me aflojaron las piernas.

Sonrió humedeciéndose los labios con su lengua a la vez que el rubor en sus mejillas se hacía más visible y lo convertía en uno de los rostros más hermosos de este planeta para mí. —Sí... Parece que aquí no está muy bien visto que un hombre y una mujer que no están casados pasen la noche juntos en una habitación por más que seamos extranjeros, Nathalie me lo hizo notar y preferí que fuera así para ahorrarnos cualquier situación extraña... —Llevó su mano hasta mi mejilla. —No te molesta, verdad?

Vanilla Lemon -MLB AU Adrienette-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora