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Como les prometí, aquí va mi agradecimiento por apoyar como viene ésta bella historia con un capítulo doble.

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Dime cuál es tu secreto para entrar en mi mente, en mi alma, y calar a través de mis huesos cual shock de electricidad que intenta apoderarse de todo mi ser con tan solo combinar palabras de forma tan perfecta. Quizás siempre fue tu don pero ahora, al estar por completo dirigido hacia mí, surte un efecto que seguramente no hubiera aguantado de adolescente y hasta podría haberme desmayado. Cómo te atreves a decirme que quieres llevarme a tu casa de forma tan suelta?

- Marineeette... Sigues viviendo en el mismo lugar, verdad? - Me preguntó riendo sutilmente. No sé por cuántos segundos alejé mi consciencia de ese auto.

- Sí, sí, en la misma panadería. - Respondí acomodándome un mechón de cabello por detrás de la oreja, sosteniendo mi bolso por encima de mi falda con la otra mano.

- A veces cuando te quedas callada, no sé si es porque no me escuchas o porque no quieres responder a lo que te digo... - Dijo en un tono que parecía ser bastante serio.

- Claro que te escucho, es solo que... - Me aclaré la garganta a modo de mitigar mi timidez. - ...Aún me cuesta creer lo que pasa. Y para que veas que es cierto, a mí también me encantaría que me llevaras a tu casa pero... Tengo que trabajar, se lo prometí a mis padres. -

- Y por qué tan incrédula? Tan inverosímil parezco? Sabes que mentir no es precisamente mi habilidad. - Pude observar como fruncía el entrecejo, pero sin dejar de prestar atención al camino.

- No! No es eso. Es que después de tanto tiempo de querer algo y luego darte por vencida por causas ajenas a una, que las cosas ocurran de manera tan rápida y fácil, me resulta complicado de entender. - Apreté mi bolso con ambas manos. Esto de sincerarse al final no es tarea tan sencilla, menos cuando a tu lado tienes a alguien que pregunta cosas con mucha carga emocional.

- Eso es porque siempre tuviste una idea equivocada de lo que pasaba. -

- Seguramente. Oye, qué lindo auto! - Qué forma tan sutil de cambiar de tema, Marinette...

Adrien me miró de lado alzando sus cejas y soltó una pequeña risa. - Si quieres hablar de otra cosa, me lo puedes decir y ya. - Levantó por un momento su mano derecha del volante y me acarició la mejilla. - Gracias. Aunque yo quería algo menos ostentoso y más pequeño, pero es difícil hacérselo entender a mi padre. Él lo eligió: "Los Agreste no deben escatimar en confort nunca!" - Imitó a su padre de forma graciosa y burlona, haciéndome reír mucho. - Cuando vivía en Londres tenía mi Mini Cooper y créeme que era lo más cómodo del mundo. Pequeño, confiable, deportivo... -

- Yo no entiendo mucho de vehículos, pero creo que un Mini Cooper no es precisamente algo de gama baja, Adrien... Son bastante llamativos. - Contesté con un poco de sonrojo.

- Bueeeeno, pero entiendes a lo que voy, verdad? Si hubieras venido a visitarme a Londres estoy seguro de que te hubieras divertido mucho cuando salíamos con mi pequeño auto. Nino ha ido bastantes veces a verme, y yo he viajado mucho para aquí también. - Hizo unos segundos de silencio. - Ojalá nos hubiéramos visto en algún momento. Ni te imaginas todo lo que te extrañé. -

Esas palabras fueron como estacas clavándose en mi pobre corazón, cuya reacción poco puedo ocultar al reflejarse en mi rostro, por lo que lo ladeo y simulo mirar por la ventana.

- No te reclamo nada, eh! No corresponde, lo digo porque éramos amigos. Por favor, no es para que te sientas mal. -

- No me siento mal. - MMMMMMMMMMMMMM...

Vanilla Lemon -MLB AU Adrienette-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora