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Me dirigí lo más rápido que pude hasta la habitación para arreglarme el cabello y la ropa, mientras trataba de escuchar como Adrien abría la puerta para dejar pasar a Gabriel. Una vez que consideré estar presentable después de tan intensa pero inconclusa sesión, salí a caminar por el corredor lentamente, para entrar en escena en el momento justo.

- Te he estado llamando hasta recién, por eso vine. - Dijo Gabriel con su profunda voz que hace aparentar que está siempre enfadado.

- Lo siento, no tenía el teléfono encima. -

- Quería informarte que... - El hombre dejó de hablar al verme salir del corredor y caminar hasta pararme junto a Adrien. - Supuse que ella aún estaba aquí. Buenos días, señorita Dupain Cheng. - Me saludó de forma muy educada.

- Buenos días, Señor Agreste. - Miré a Nathalie que también estaba a su lado. - Hola, Nathalie. -

Ella me sonrió. - Qué gusto verte de nuevo, Marinette. -

Asentí cordialmente con un leve sonrojo sobre mis mejillas, que todavía no identifico si es por la vergüenza que me provoca la situación o por el acaloramiento sin desenlace de hace unos instantes.

- Bueno, ahora que todos ya nos saludamos... Sucedió algo para que nos honren con su presencia aquí? - Expresó irónicamente Adrien, con rastros de lo que percibo como enojo por habernos cortado el momento justo antes de que él terminara.

- Más allá de la horrenda ironía que acabas de usar, lamento mucho haberlos interrumpido en lo que fácilmente podía oírse desde el elevador. - Comentó inmutable clavando sus ojos en los de su hijo, como si fuera un duelo de miradas. Nathalie suspiró al mismo tiempo que negaba moviendo hacia los lados su rostro y yo necesitaba que precisamente en ese instante, una fosa se abriera bajo mis pies para que la tierra me trague y me lleve a su centro.

- Dime ya lo que tengas que "informarme", padre. - Adrien bufó pero intentó mantener la calma para terminar rápido con esa situación, pude darme cuenta por la forma en la que inspiró.

Gabiel alzó una ceja como si estuviera sorprendido por el fastidio de su hijo, pero no replicó nada. - Que sea en privado. -

- Ok, ok... Pasemos al estudio. - Se mordió el labio y giró para dirigirse hacia el corredor seguido de su padre, sin antes mirarme buscando complicidad en su hartazgo. Yo solo lo observé irse de la forma más neutral que pude.

Quedamos solas con Nathalie en el living, durante unos instantes de incómodo silencio aunque ella me inspirara un poco más de confianza como para poder conversar. Hizo unos pasos hasta acercarse a una de las ventanas que daban al parque lindero y me sonrió, invitándome a que me colocara junto a ella y también observar hacia afuera.

- Cómo estás? - Me preguntó de forma muy amable, brindándome una sensación de calidez a la vez que su fresco perfume de mujer adulta y sofisticada alcanzaba mi nariz.

- Bien... Gracias por preguntar. -

- Me pone feliz que Adrien esté con alguien que lo conoce desde hace tiempo. Aunque creo que han pasado varios años en los que no han tenido contacto, verdad? -

Me sorprendí con ese comentario. Si bien ella siempre me había tratado bien durante mi adolescencia, en los momentos en los que nos cruzábamos cada vez que nos veíamos con Adrien o con los chicos en general, nunca tuve la oportunidad de conocerla fuera de su papel de asistente. - Sí... Pasaron algunas... Cosas. -

Nathalie me observó de repente con su ceño fruncido, debe ser por el tono un poco melancólico con el que le respondí. - Por supuesto, los viajes, la universidad fuera de París... -

Vanilla Lemon -MLB AU Adrienette-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora