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Juro que intenté seguir el consejo de Alya y de mamá, hasta decidí ponerme estos jeans ajustadísimos para pensarlo dos veces antes de pretender quitármelos, pero es que con Adrien no puedo! 

Después de seguir conversando un largo rato, paseamos un poco por los alrededores del Palacio de Versailles y con cada beso, por más tierno que fuera, la temperatura se iba elevando más y más hasta que llegamos a este lugar: el asiento trasero de su auto. Aparentemente la caída del atardecer sobre tan bellos jardines nos resultó muy inspirador como para que conduzcamos hasta un lugar más alejado y tranquilo para intentar apaciguar un poco esa química mágica que se genera cuando nos tenemos cerca.

Me tiene sentada sobre él, reposando mi espalda sobre su pecho, me besa, lame y muerde el cuello desde atrás mientras que con su mano derecha me estimula con movimientos hábiles pero muy suaves directamente en mi intimidad. Admito que fue muy gracioso verlo luchar para poder meter sus dedos por debajo del pantalón después de habérmelo desprendido, ya que casi no había lugar por lo apretado que me queda. Siento como su dureza se pega a mi trasero por detrás cada vez que involuntariamente me froto contra él, cuando se apodera de mí la electricidad que me provocan las yemas de sus dedos acariciando mi clítoris.

Sube sus labios hasta mi oreja para susurrarme frases románticamente obscenas que me excitan y matan de a poco mi razón, haciendo que me humedezca tanto como para recordar que ni siquiera seguí mi propia nota mental de traer una ropa interior de repuesto. Es que, mis supuestas intenciones eran no hacer nada con él ésta vez, qué ilusa...

- Tengo muchísimas ganas de comerte entera, preciosura... Te prometo que el viernes por la noche no va a quedar espacio de tu suave piel sin recorrer por mi lengua. - Me dijo arrojando su aliento caliente sobre mi cuello para posteriormente morderme otra vez. Mi respiración se agitó repentinamente por haberme excitado tanto que comencé a temblar y suplicarle en silencio, clavándole mis uñas en su antebrazo, por un poco de estimulación más intensa. Estaba demasiado cerca de llegar al orgasmo.

Tomé fuerzas como pude entre mis temblores para hablar. - Te quiero adentro... - Hice mi cabeza hacia atrás para mirarlo lujuriosamente a los ojos y convencerlo, él estaba todo rojo y con esa expresión tan seductora que me volvía capaz de cualquier cosa.

- Uf, Marinette... - Exclamó casi gruñendo. Se detuvo por un instante, como si estuviera pensando algo y luego retiró su mano de mi intimidad.

- Nooo... - Gemí quejándome.

- Dame un segundo. - Bajó ambas manos a mi cadera, me movió en dirección al asiento de adelante inclinando un poco más mi espalda para quedar casi recostada sobre sus muslos y me levantó las piernas. Tomó los lados de mis jeans, hizo dos tirones con mucha fuerza para lograr bajármelos junto con mi ropa interior hasta dejarlos a la altura de mis rodillas. Pasó su brazo izquierdo por detrás de mis muslos y los acercó a su pecho para dejar más expuesta mi femineidad. Me miró desde arriba con las mejillas en sensual carmín tras pellizcar con fuerza una de mis nalgas. - Te ves apetitosa. - Sin dejarme pensar demasiado, volvió a tocarme para buscar mi entrada y comenzó a penetrarme con sus dedos que se deslizaban dentro mío con mucha facilidad gracias a lo mojada que estaba.

Solté un gemido agudo por la sorpresa e instantáneamente me agarré de su camiseta tironeando hacia abajo. Me estaba volviendo loca del placer que me brindaba cada entrar y salir de sus dedos mayor y anular, a la vez que con su pulgar estimulaba mi punto más sensible sin dejar de frotar con delicadeza. Sé que no estado con otro chico más que con él y con Luka, pero el saber mover los dedos de una forma tan hábil debe ser una cuestión de los músicos, no importa si es la guitarra o el piano...

- Así que te gusta ésto también, eh? - Me preguntó mordiéndose el labio inferior, metiéndome los dedos con más rapidez.

- Sí... - Le respondí apretando mis parpados, tironeando cada vez más de su camiseta y gimiendo fuerte. En unos segundos mi espalda se arqueó de un golpe hacia atrás indicándonos a Adrien y a mí que estaba llegando a ese delicioso y obsceno punto llamado clímax. 

Vanilla Lemon -MLB AU Adrienette-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora