Capítulo XXVIII

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La noche siguiente volvimos a Nueva Orleans.

Estaba agradecida por volver al Garden District y sus acogedoras calles.

-¿Quieres quedarte esta noche? —pregunté cuando llegamos a la puerta de mi casa. Novak sonrió.

-Creo que es mejor que me vaya y revise mi casa —hizo una mueca burlona-, a diferencia de ti, yo no confío demasiado en mis abogados...

Yo reí, divertida por su comentario. Pero asentí.

-Quizá mañana en la noche quieras salir a cazar conmigo... y de paso podemos ir al cine... me encantaría verte puesto ese vestido que te regalé. —dijo susurrándomelo al oído y no pude evitar volver a sonreír.

¡Así era Novak, siempre me hacia sonreír!

-Esta bien...

-Me despido entonces. —me dio un rápido beso en la mejilla y al instante estaba en las escalones de la entrada de la casa. Su rapidez también era increíble.

-Ten cuidado, por favor... -le supliqué. No sabíamos dónde podía estar Anne o cualquier otro vampiro. Él asintió e hiso un gesto con la mano para luego desaparecer en la oscuridad de la noche sin luna.

Cuando entré a la casa pude darme cuenta de que todo estaba perfectamente limpio y en su lugar, como si jamás me hubiese marchado. En el centro de la mesa de comedor estaba un florero con un arreglo de rosas rojas bastante grande. Tomé la nota que venia con ellas.

«"Bienvenida a casa"» rezaba la tarjeta firmada por mi abogado.

Me deshice de la chaqueta que llevaba y al momento sentí una presencia en la puerta de la casa. Y un sobre se deslizó por debajo de la misma.

No me moví. La presencia desapareció, y por su rapidez debía tratarse de otro bebedor de sangre.

Entonces me acerqué a la puerta y recogí el sobre. No indicaba remitente, solo tenía mi nombre escrito con tinta.

Me senté en el sofá ignorando mis deseos de abrir la puerta y mirar afuera. Abrí el sobre y leí lo siguiente:

"Querida Rose, ha pasado algún tiempo desde la ultima vez que nos vimos. Mi hermano está ansioso por verte... he sido arrastrado por él hasta esta ciudad, porque desea 'imitarte' en tu vida de vampiro, aunque me ha parecido un viaje placentero. En fin, espero que puedas reunirte con nosotros en la catedral de San Luis mañana a la hora de las doce campanadas... Recibe nuestros afectos.

Joseph M. O' Grady."

 

Mi sorpresa fue grande. Me costaba creer lo que leían mis ojos. Realmente Seth y Joseph me habían seguido hasta Nueva Orleans. Eso había ido mas allá de cualquier cosa que pudiera haberme imaginado antes.

Sangre y NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora