Esto es así. Depende. Mi vida depende de qué tanto me esfuerce. Mi carrera depende de cuánta energía ponga en el campo y cuánta de mi concentración les dé a mis recepciones. Ahora mismo, mi voluntad depende de cada movimiento que Sam está haciendo, de cada mirada y cada centímetro de su cuerpo que quiero acariciar.
Me limito a cruzar mis brazos en el pecho y la observo de pies a cabeza; es completamente una mujer hermosa. No consigo apartar la mirada de ella, de su boca, de sus ojos que admiran mi rostro y se preguntan, quizás, en qué estoy pensando.
—Nadie puede experimentar un orgasmo sin... eso —la escucho decir.
—¿Qué hay de los trabajos manuales? —pregunto, después de negar con la cabeza.
En consecuencia, Sam aprieta los ojos y se muerde el labio inferior. Y, si estoy en lo correcto, eso es una las mayores provocaciones que me han hecho en la vida; o al menos se siente de esa manera. Toda ella se siente como la tentación que acabará conmigo.
Sin embargo, la sensación de pertenencia que ha nacido en mi pecho, en su favor, no es sino el comprobante de que ya traspasé los límites entre la atracción sexual, y la intelectual. El que Sam sea provocativa, así de coqueta conmigo, me ayuda a entender que, a lo mejor, ahora que creció, ya no soy más su amor platónico.
O eso es lo que yo deseo.
Sara e Irina siempre me dijeron que Sam tenía una fijación conmigo, algo así como una admiración absurda por todo lo que yo era; y eso sucedió desde que comencé a frecuentar a su familia. Pero en este momento no parece sentirse admirada por mí, sino que hay hambre en su mirada y en la torpeza de sus ademanes se vislumbra la excitación que causan las palabras y la imaginación cuando se unen.
Está excitada por lo que acabo de decirle. Y yo, aunque trate de aparentar otra cosa, me muero por caminar hasta a ella y saborear un poco del dulce que lleva en los labios, porque sigue bebiendo del vino.
—Enséñame —dice, apenas abre los ojos.
Al principio, creo que este es el final de todo, que no podré comenzar nada gracias a lo que implica tener un acercamiento como este con ella, con la hermana pequeña de mi mejor amigo. Pero mis fuerzas son nulas completamente.
Cuando sopeso mis opciones, Sam añade—: Prueba tu punto o creeré que no tienes argumentos.
Dios...
¿Cómo podría no caer así de fácil? ¿Cómo puedo no hacer lo que quiere si me habla de esa manera dulzona?
Mientras acorta la distancia que nos separa, me doy cuenta de que no quiero probar mi punto solamente con un orgasmo. Eso, como las posesiones materiales, es momentáneo. Y no importa cuán bien vaya a sentirse al llegar a ese punto, sino que quiero demostrarle que se puede amar a una persona sin haberla siquiera tocado.
Sé que en el fondo ella estaba esperando que Henry se enamorara, que su vida se volviera un cliché y que la vida le fuera más sencilla; pero, cuando las cosas no salen como tú quieres, debes entender que el destino para el que estás preparado te exige que vuelvas al camino correcto. Tomar las decisiones correctas nunca es fácil, y Sam, al llegar hasta mí y observarme con desafío, sabe muy bien qué va a suceder.
Yo finjo indiferencia, pero la verdad es que me hierve la sangre.
—Debería arrastrarte a tu cama y cobijarte para que tengas dulces sueños —le espeto.
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Kamikaze
RomanceVersión de ECLIPSES narrada por Ramsés, el protagonista. Es recomendable haber leído aquella, aunque no obligatorio. *** Ramsés Neil es el receptor estrella del equipo de Fútbol Americano de Atlanta, el mejor hijo del mundo, el mejor amigo de Tayl...