La gente comete errores todos los días. Y eso, precisamente, es lo que está haciendo Sam justo ahora; presioné un botón en ella. Ese botón que, para referirse a atrevimientos, todos tenemos, pero casi nunca usamos. Creo que eso es lo mejor: ser precavido y cuidar de tu salud mental. Mientras más lejos estés de ser una persona temeraria, menos posibilidades de salir dañado tienes.
En resumidas cuentas: el que se arriesga, a veces pierde y a veces gana. La consigna, sin embargo, no depende de si obtenemos algo a cambio mientras buscamos a esa persona con la cual compartirlo todo. Ese algo y ese todo, se tratan únicamente de vivir. De vivir como Sam no se lo está permitiendo. De vivir como yo no lo hago nunca porque estoy ocupado lamentándome.
En el momento en el que la pierdo de vista, luego de empujarla para que siguiera a su free, agacho la mirada al suelo. Incapaz de entender por qué me siento como ahora, hago una inspiración fuerte y cuadro los hombros, con la esperanza de pasar desapercibido. No obstante, me toma un mundo de fuerza apartar el pensamiento de lo que quizás no podré evitar esta temporada.
Me encuentro hastiado de la superficie en mi vida, de los aplausos, y de la gente que me sonríe solo porque saben quién soy. Y, a decir verdad, he estado a punto de preguntarles si es en serio que saben quién es Ramsés Neil, y por qué estoy aquí, parado en mitad de un salón lleno de gente que posee su propia vida, bebiendo champaña cuando quisiera solo estar hundido en mi sofá, con una cerveza en la mano, tal vez tratando de hallar la película correcta.
—¡Oye! —La voz de Bee, sonora y petulante, hace que dé un ligero respingo.
Al volverme, la amiga de Sam, Elle, una chica rubia y de aspecto angelical, se me queda mirando; sostiene su copa con un gesto de curiosidad en la cara, casi como si supiera lo que estoy pensando. Y esa mirada suya resulta atemorizante. Pero, aun así, me obligo a alzar los ojos para encontrar a Dylon.
Una de sus cejas oscuras está arqueada. En cambio a mí, no lleva corbata. En cambio a mí, Brent Dylon es la seguridad hecha persona. Nunca, desde que lo conozco tras ser contratado, le he visto titubear, a pesar de que sus decisiones son, irónicamente, una mala pasada.
—¿A qué estamos esperando? —me pregunta.
De pronto, como si fuera un mecanismo en él, su vista se desvía de mí a la diminuta figura que sigue de pie a un metro. Brent la observa de pies a cabeza y ladea un poco la suya; soy consciente, en ese instante, de que su mirada de cazador furtivo está posicionándose en un objetivo que, la verdad, no pretendo dejar a su alcance.
A Bee le gustan las chicas... que no ponen objeción en las cosas sexuales. Esas chicas desinhibidas que toman decisiones en un minuto. Y Elle es todo lo contrario de ese tipo de chicas; Elle es lo contrario, incluso, de Sam.
—¿No te aburre su plática? —inquiere Dyl hacia ella.
Su tono socarrón es evidente. Entorno los ojos porque no es la primera vez que me utiliza de pretexto para entablar una conversación con chicas que él sabe que no me interesan. De cualquier manera, carraspeo, y mi compañero vuelve su atención a mí otra vez.
El modo en el que frunce el ceño, anuncia que no me entiende. Anuncia que está confundido y que quiere una explicación.
Por supuesto, yo no pienso decirle que estoy ardiendo por dentro por una causa que no debería importarme. Al menos, no debería hacerlo de la manera en la que lo hace.
—Por si no te diste cuenta, no estábamos hablando —susurra Elle, con su vocecilla altanera.
Esta chica es hija de un abogado importante, y lo sabe. Vaya que lo sabe. Su manera de repeler a Dyl deslumbraría a kilómetros de distancia. Y, aún si su intención no es parecer grosera, lo hace. Bee-Dyl, para su suerte, se ha dado cuenta; lo cual implica un tormento de aquí en adelante. Significa, esa manera en la que está mirando a la chica, que ha tomado el desdén en su voz como un reto.
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Kamikaze
RomanceVersión de ECLIPSES narrada por Ramsés, el protagonista. Es recomendable haber leído aquella, aunque no obligatorio. *** Ramsés Neil es el receptor estrella del equipo de Fútbol Americano de Atlanta, el mejor hijo del mundo, el mejor amigo de Tayl...