✔ 𝗔𝗡𝗢𝗧𝗛𝗘𝗥 𝗟𝗢𝗩𝗘 ━━━━ Stephen Strange

32. Reviviendo viejas pesadillas

En otro universo...
La hechicera Maximoff llevaba unos cuantos minutos caminando hasta que cruzó una idea por su mente, iría al santuario en busca de ayuda con Stephen Strange.

Extendió sus brazos y sacó su magia para poder irse levitando ya que los pies le dolían pero le fue imposible porqué un fuerte golpe en su espalda la hizo caer hacía al frente boca abajo.

Molesta se levantó y volteó para enfrentar a su atacante pero sus pensamientos se nublaron al ver a la persona que menos creía encontrar.

Steve Rogers estaba parado frente a ella sosteniendo con firmeza su escudo, seguramente con eso fue con lo que la golpeó.

—Steve...— susurró dando unos pasos hacía al frente para acercarse.

—No te muevas— adviritió el capitán América mientras se pocisionaba en modo de combate.

Ese gesto hizo que Gwen sintiera un nudo en la garganta ¿En que clase de universo estaba? Uno no muy lindo para ella seguramente, todos le tenían miedo y ahora su ex esposo estaba frente a ella amenazando con atacarla si hacia el más ligero movimiento.

—Steve necesito que te calmes...— volvió a hablar con serenidad dando otros dos pasos.

—Que no te muevas, Gwen por favor quedate allí— advirtió por segunda vez —No quiero lastimarte....— esa última oración fue poco audible pero Gwen logró escucharla.

Así que no queria lastimarla, más segura avanzó hacia él hasta quedar a unos cuantos pasos de distancia, Steve seguía aún en guardia pero no la había atacado o al menos no por ahora.

La tensión era palpable en el ambiente, la gente que pasaba por allí prefería correr antes que quedarse a ver lo que pasaba.
En el universo en donde Gwen estaba la hechicera esmeralda era una desagradable enemiga.

—Lo siento— se disculpó previamente Steve para después intentar golpear a la peliverde en la cabeza con su escudo para conseguir que cayera inconsciente pero antes de que pudiera tocarla Gwen lo detuvo con su aura verde —Gwen....— la llamó con un suspiro al ver que había detenido su ataque.

La hechicera torció los labios y le quitó el escudo a Steve para arrojarlo lo más lejos de allí.

—Ibas a golpearme— reprochó, levantó su mano izquierda y de ella sacó su poder para empujarlo haciendo que cayera del espaldas al suelo —Te dije que te calmaras y no me hiciste caso— escupió con algo de molestia.

Sus pensamientos y emociones estaban revueltos por los recientes acontecimientos. En otro universo estaba casada con Stephen, su padre era Magneto, si ella hubiera ocupado el darkhold al igual que Wanda seguramente hubiera sido peor que ella y ahora Steve quería golpearla con su escudo.

—Gwen por favor relajate— habló el rubio recargandose sobre sus codos a la vez que levantaba su mano derecha para hacerle una señal a Gwen de que se relajara.

La peliverde iba a responder cuando escuchó un grupo de patrullas dirigirse hacía ella.
El ruido de las sirenas solo la estresaban más y su aura verde comenzó a salir por si sola Steve vio esto y por experiencia sabia que no era una buena señal.

—Gwen....— susurró al verla ponerse sus manos sobre su cabeza tratando de relajarse.

Maximoff cerró sus ojos con fuerza tratando de aliviarse hasta que ya no lo soportó más y volvió a abrirlos solo que con su característico tono verde deslumbrante.

—¡Alto!— advirtió Steve a los policías en un inútil intento de que detuvieran su andar.

—¡No se me acerquen!— gritó Gwen con furia y miedo mientras usando su magia detuvo los vehículos haciendo que la parte delantera se dañaran.

Los policías que lograron detenerse a tiempo salieron de sus autos con armas para dispararle a Gwen, Rogers notó esto y se cubrió cuando abrieron fuego.

La peliverde detenia las balas con facilidad y se las devolvía a sus atacantes sin pensar en los daños que haría.
Estaba asustada, confundida y desconfiada de todo su entorno.

—¡Cariño ya basta!— gritó Steve apenas levantándose sosteniendola del brazo.

Gwen no se calmó, no sentía calma al escucharlo pero si detuvo la pequeña pelea haciendo que la hechicera volteara a verlo.
Steve iba a hablar cuando escuchó la voz del el Chales Xavier de su universo comunicarse por su mente.

"Ella no pertenece aquí" el rubio arrugó el entrecejo confundido mientras veía a la Gwen que tenía enfrente, suspiró con pesadez y habló con ella.

—No eres de aquí ¿Cierto?— Maximoff negó haciendo que esa pizca de esperanza en su corazón desapareciera —¿Necesitas ayuda? Puedo llevarte a donde podrás recibirla.

Gwen sentía que Steve no le estaba mintiendo así que logró relajarse.
El capitán América les hizo un seña a los oficiales para que no atacaran a su vez que tomaba a la peliverde del brazo ligeramente para guiarla a la torre vengadores en donde la ayudaría.
El trascurso fue silencioso, ninguno de los dos decía nada a pesar de que tenian grandes cosas que decirse uno al otro.

Pero Gwen solo pensaba en algo más que solo hablar con Steve, pensaba en Stephen y James ¿Estarán bien?¿Donde estarán?

Al llegar a la torre el capitán América la escoltó hasta la sala de entrenamientos, ella no sabía la razón hasta que una voz conocida captó su atención.

—¿Estás seguro de que no es la Gwen que conocemos?— preguntó la mujer de cabello pelirrojo.

Gwen se hubiera lanzado a los brazos de Natasha Romanoff si no hubiera tomado en cuenta la situación en la que estaba.

—Charles me dijo que no— aseguró Steve mientras escaneaba con la mirada a la peliverde.

—Será mejor que vaya por Xavier, él tiene más probabilidades de ayudarla— dicho esto Natasha se dirigió a la salida y cerró la puerta tras ella.

Bien, al menos ya tenía a alguien de ese universo que pudiera ayudarla.
Sintió una mirada penetrante sobre ella y giró su cabeza solo para ver a Steve aún en su sitio.

Parecía en un especie de trance, como si hubiera visto a un fantasma ó algo peor.

—Gwen— la llamó mientras caminaba con sutileza hacía ella hasta estar a unos cuanto centímetros de distancia.

Una pequeña sonrisa triste se dibujó en su rostro al volver a tener a la mujer que amaba frente a él, aunque en el fondo sabía que no se quedaría y que no era la Gwen que tanto adoraba.